viernes, 28 de abril de 2017

Cuentos y fábulas de Buda

El Egoísmo
El primer ministro de la dinastía Tangera un héroe nacional por su éxito como estadista y líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y riqueza, se consideraba a sí mismo como un humilde y devoto budista. Visitaba a menudo a su maestro preferido de Zen para estudiar bajo su instrucción, y parecían llevarse muy bien. El hecho de que era primer ministro no tenía, aparentemente, ningún efecto en su relación, la cual parecía ser simplemente una de un reverendo maestro y un respetuoso estudiante.
Un día, durante su usual visita, el primer ministro le preguntó al maestro, "Su Reverencia, según el budismo ¿qué es el egoísmo?". La cara del maestro se puso roja, y en un tono de voz muy condescendiente e insultante, increpó a modo de respuesta, "¿¡Qué clase de pregunta estúpida es ésa!?".

Esta imprevista respuesta conmocionó tanto al primer ministro que llegó a fruncir el ceño y a enfadarse. Entonces el maestro de Zen sonrió y dijo, "ÉSTO, Su Excelencia, es egoísmo."

sábado, 22 de abril de 2017

EL NÚCLEO DEL NÚCLEO - Ibn Arabis

Hay un hadith (narración) que dice lo siguiente: «Cuando la gente destinada al Paraíso llega a cierta etapa, el Señor les muestra un destello, corriendo un poco la cortina que esconde Su Grandeza y Poder, y dice: “Soy vuestro Señor, el más grande”. Es decir, soy ese gran Dios al que durante años habéis anhelado y ansiado ver. Esta revelación de Dios les asombra y la niegan diciendo: “Nunca pudiste ser nuestro Señor”. Y, dicho esto, deliran y se enfurecen. En
ese momento la revelación cambia tres veces y las tres vuelven a negarla. Entonces Dios les pregunta: “¿Hay algún indicio de vuestro Señor entre vosotros?”, y contestan: “Sí, lo hay”. Entonces, Él se aparece a cada uno, según la medida y la capacidad de entendimiento de lo que cada uno supone y cree. Tras esa revelación lo aceptan y dicen. “Tú eres nuestro Señor, el más grande de los más grandes”». Según dice el Hadith (narración): «Estarás buscando a tu Señor como si fuese la Luna llena y te perderás en el éxtasis».
Los que ven hoy a su amado
son los que verán mañana
¿Qué sabrán del amado allí

los que están ciegos aquí?

domingo, 16 de abril de 2017

Los tres leones

En la selva vivían 3 leones. Un día, el mono, representante electo por los animales, convocó a una reunión a todos los habitantes de la selva, para poder tomar una decisión. Y les dijo:
– Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero frente a un problema o de tener que tomar una decisión, podemos no saber a quién dirigirnos.  Existen 3 leones y los 3 son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia?  ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro rey?
Los leones supieron de la reunión que se estaba realizando y comentaron entre sí:
– Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener 3 reyes.  Luchar entre nosotros no queremos, ya que somos muy amigos… Necesitamos saber cuál será el elegido, pero, ¿cómo descubrirlo?
Los animales que participaban en la reunión, después de mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los 3 leones:
– Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes 3 van a escalar la montaña Difícil – dijo el mono.
– El que llegue primero a la cima, será consagrado nuestro rey – dijo el ciervo.
La montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron al pie de la montaña para asistir la gran escalada. El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado. Los animales estaban impacientes y curiosos; si los 3 fueron derrotados, ¿cómo elegirían un rey?
En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:
– ¡Yo sé quién debe ser el rey!
Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.
– ¿Cómo?, preguntaron todos.
– Es simple… dijo el águila.  Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la montaña Difícil, escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.  El primer león dijo: “¡Montaña, me has vencido!”. El segundo león dijo: “¡Montaña, me has vencido!”. El tercer león dijo:” ¡Montaña, me has vencido, por ahora!  Pero ya llegaste a tu tamaño final, y yo todavía estoy creciendo.”
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió, y para quien piensa así, su persona es más grande que su problema.
Si él es el rey de sí mismo, está preparado para ser el rey de los demás. Los animales aplaudieron con entusiasmo al tercer león que fue coronado El Rey de los Animales.
Moraleja:
No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o problemas que tengas. Tus problemas, por lo menos en la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú. Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas juntos. Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia. La montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado.  ¡TÚ TODAVÍA ESTÁS CRECIENDO!
Y acuérdate del dicho:

“NO DIGAS A DIOS QUE TIENES UN GRAN PROBLEMA, PERO DILE AL PROBLEMA QUE TIENES UN GRAN DIOS”.

lunes, 10 de abril de 2017

Deja que un sentimiento te enseñe - Jeff Fost


He aquí las malas noticias:
No puedes ‘superar’ un sentimiento.
No puedes ‘pasar’ de él.
No puedes liberarlo.
No puedes dejarlo ir.
No lo puedes transformar o transmutar.
Ni siquiera puedes sanarlo.
Todas esas ideas vienen de la mente,
no del cuerpo, no del Corazón.
Todas ellas son formas sutiles de violencia,
sigilosas formas de decirle ‘no’ a un sentimiento,
con el fin de hacerlo desaparecer,
de llevarlo a la muerte.
Aprendemos a dejar ir ese ‘dejar ir’.
Olvidamos el intento de liberar.
Ponemos fin al agotador esfuerzo de sanar.
En su lugar, estamos presentes.
Ofrecemos al sentimiento nuestra simple presencia.
Nuestra atención libre de resistencia.
Nuestro amor.
He aquí las buenas noticias:
En este campo de presencia
el sentimiento deja de ser un problema,
un enemigo, una aberración, una mancha,
un obstáculo para la libertad.
Ya no es ‘algo malo’.
Ya no es ‘negativo’.
Ya no es una amenaza.
Ya no es un hijo no deseado.
Ahora eres su guardián, su protector,
su amoroso padre, su Hogar.
Y es acogido con gran ternura; en un apacible espacio de aceptación,
el sentimiento se queda por un rato, o se va,
o regresa,
o nunca regresa,
pero de cualquier manera,
estás sanado de la necesidad
de encontrar sanación en algún otro lado.
No sanas sentimientos,
ellos te sanan, cuando les permites
guiarte de vuelta
a tu Completud original,
a tu amorosa naturaleza,
a tu respiración,
a tu lugar en esta Tierra.

miércoles, 5 de abril de 2017

Baña este momento en Luz - por Jeff Foster

La vieja silla está aquí, ofreciéndose a sí misma, susurrando, “Ven, siéntate, descansa, estás agotado. Mira, estoy aquí…”
Y la alfombra que realmente nunca viste antes, porque estabas demasiado ocupado buscando la iluminación y la salvación y el amor en el futuro – observa como simplemente… está aquí… ofreciéndose plenamente a ti, postrada ante tu presencia, susurrando, “Ven, puedes recostarte, sentarte, pararte, no te pido absolutamente nada, no quiero nada. Estoy aquí…”
En realidad, no viste la alfombra porque querías iluminarte primero. ¡Querías ser una persona iluminada parada en la alfombra! Trabajarías en ti mismo por cuarenta años, meditando para alcanzar el Nirvana, para sanar tus traumas, para perfeccionar tu ‘yo’, para trascender tu ego, o para esperar hasta que estuvieras ‘listo’ antes de otorgarle algún valor a la alfombra, contemplando la alfombra, reconociendo la alfombra como una expresión divina, y como un tremendo regalo.
Todo era pospuesto, ¿lo ves? Todo era un movimiento fuera de ‘lo que es’, fuera del extraordinario carácter sagrado de lo ordinario. Era un desplazamiento hacia un futuro que jamás podría llegar…
La alfombra siempre estuvo aquí. La silla siempre estuvo aquí. Lista. Viva. Inocente. Esperando. La vida siempre estuvo aquí, ofreciéndose a sí misma, insinuándose, llamándote, invitándote, para que la vieras, invitándote a despertar, a volver a la vida, a ser un hijo de la presencia consciente. Y, sin embargo, tú estabas demasiado ocupado huyendo, hacia un ‘futuro’, hacia un sueño…

Tan sólo toma un momento. Cualquier momento. Este momento. Y contémplalo en tu amorosa presencia consciente, báñalo en tu luz.