domingo, 30 de diciembre de 2018

¿Qué podemos preguntarle?


Con nuestro sabio interno podemos hablar de cualquier cosa que nos preocupe o interese. Como ya lo dije antes, es nuestra mente la que tiene la necesidad de categorizar, según el grado de importancia que con necedad le asigna a los asuntos de nuestra vida. Puedes preguntar sobre temas cotidianos, sobre tus
relaciones, el trabajo o sobre grandes inquietudes espirituales.
Siempre serás escuchado y atendido.
Quizás a veces no encuentres las respuestas que buscas, sobre todo cuando quieres ceder tu libertad de escoger y crear tu vida, en mi caso personal he comprobado que ante preguntas del tipo: ¿Qué debo hacer? ¿Qué me conviene
escoger? ¿En qué estoy fallando? ¿Qué es lo correcto que haga? Por lo general recibo evasivas o bromas por respuestas.
La razón por la cual estas preguntas suelen quedarse sin responder es muy simple, pero a la vez muy difícil de comprender para nuestra mente: Nuestro Ser Superior no tiene preferencias sobre nuestras elecciones, no tiene juicios sobre lo que es correcto o incorrecto, no tiene planes, sólo ve nuestras elecciones como experiencias y no bajo el prisma de error o acierto. Ante esas preguntas, a veces puedes recibir respuestas algo frustrantes del tipo: ¿A quién le importa? ¡Haz lo que quieras! ¡Da igual! ¡Escoge lo que desees!
Por este motivo, sugiero que cuando quieras preguntar sobre algún asunto en particular o sobre posibles alternativas de acción, preguntes con oraciones completas y claras del tipo: ¿Si deseo conseguir tal o cual cosa, qué alternativa es la más adecuada escoger para lograrlo? De esta forma es más factible que recibas respuestas más concretas que si preguntas: ¿Cuál es el camino correcto? Para el Ser Superior no existen alternativas correctas o incorrectas, lo que escojas es lo correcto.
Dicho de otra forma, si quieres que tu divinidad te ayude a escoger una ruta, es necesario que le indiques a dónde quieres llegar: ¿Qué puedo hacer para obtener este resultado específico?
Puedes forjar tu particular relación con tu Ser Superior, dependerá de tu carácter, de tu forma de enfrentar las relaciones y de las necesidades actuales de tu proceso de toma de conciencia. No hay una forma mejor que otra, permítete
experimentar y encontrar tu propio modo de comunicación. Los
resultados no dejarán de asombrarte.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

miércoles, 26 de diciembre de 2018

¿Cómo comunicarnos con nuestro Ser Superior?


La comunicación con nuestro Ser Superior es en apariencia muy sutil, su voz al principio se confunde con nuestros pensamientos y nos cuesta encontrar el modo de conectarnos e iniciar el diálogo. No creo que exista una forma más adecuada que otra, cada uno puede explorar su propio método. Pero como sé que nos gustan las cosas concretas, te invito en los inicios a experimentar esta meditación:
Escoge un lugar tranquilo y cómodo (cuando tengas más práctica lo podrás hacer en cualquier lugar). Intenta que sea una hora y un lugar donde no seas interrumpido. Pon una suave música y prende un agradable incienso, alcanza un estado de relajación y meditación de la forma que te guste, sino tienes ninguna, entonces simplemente cierra los ojos y pon tu atención en la respiración. Por unos minutos siente como el aire entra y sale de tu cuerpo, siente tu pecho expandirse a cada inspiración y conéctate con la palpitación de tu corazón.
Cuando te sientas relajado, tranquilo y a gusto, si lo deseas conéctate al centro de la tierra imaginando que, desde la base de tu columna, chakra base, baja un cordón de luz que se ancla a ese centro, entonces visualiza, siente o imagina un gran sol dorado sobre tu cabeza: ¡es la presencia de tu Ser Superior!
De este sol baja un rayo de luz dorada que entra por tu coronilla, baja por tu cuello y llega a tu corazón, cuarto chakra, en donde se ancla. Siente como a cada latido de tu corazón tu cuerpo se va llenando de energía dorada, tus órganos, tus huesos, tus músculos y tendones, el aire de tus pulmones y todos tus fluidos se tiñen de energía dorada, hasta el punto en que los poros de tu piel comienzan a emitir pequeños haces de luz dorada que te rodean.
Anclamos la energía del Ser Superior al centro cardiaco, pues es allí donde mejor procesamos lo que nuestra divinidad tiene que decirnos.
Mantén este estado por un momento. Siente como la energía te baña por dentro. Siente la presencia de tu Ser Superior, siente su Amor Incondicional, siente tu propia Divinidad activa, viva y presente.
¡Felicitaciones! ¡La comunicación ha sido restablecida!
Para una primera experiencia, con estas indicaciones será suficiente. Repítela tantas veces como desees. En lo posible, al principio replica las mismas condiciones externas para la conexión. Éstas se transformarán en una verdadera ancla, que te permitirá alcanzar cada vez con mayor rapidez el estado de comunicación, hasta que llegue el día en que podrás activarlo en cualquier lugar y circunstancias.
Cuando te conectas con tu Ser Superior, sientes su presencia “viva”, ya sea corporal o emocionalmente, no tendrás dudas de que la conexión ha sido establecida, incluso las personas que estén a tu lado pueden sentirse tocadas. De a poco, en la medida que te vayas sintiendo cómodo con la conexión, podrás ir explorando una forma más fluida para comunicarte. Si lo deseas, puedes nombre con el cual comunicarte. Yo en ocasiones utilizo “Jascha”, nombre que me llegó en un sueño y que uso como pseudónimo para escribir. Puedes usar, si lo deseas, un nombre que te agrade, que te hayan dado en una iniciación o el que recibas en una meditación. Tener un nombre te permite tratar con soltura a tu divinidad, como tratas a un querido y viejo amigo que te comprende y con el cual puedes hablar cada vez de que lo desees.
Una vez que te sientas a gusto con la conexión lograda, puedes iniciar el dialogo, al principio quizás sólo recibas sensaciones, emociones o palabras sueltas. No te desalientes, todas son maravillosas formas de comunicación. De a poco, puedes ir agregando preguntas concretas sobre tu vida, sobre lo que te preocupa, sobre tus inquietudes, sobre tus sueños. Ten por seguro que para tu divinidad no hay temas triviales, pues todo lo que sucede en tu vida, es Su manifestación.
Si lo deseas, puedes anotar lo que te llega o decirlo en voz alta y grabarlo, permite que las palabras fluyan, sólo intenta no perder la sensación de sentirte conectado con tu divinidad, recibe lo que salga de tu interior sin juzgarlo ni filtrarlo. Recibido el mensaje, lo más probable es que tu mente comience a sembrar dudas y puedes llegar a creer que tus respuestas han salido de ella misma. Es natural que así sea, llevamos años escuchando nuestros pensamientos y desoyendo lo que nuestra divinidad pueda decirnos, nos hemos acostumbrado a no darle valor a la intuición, a nuestros primeros impulsos, a nuestra imaginación y a las coincidencias. Siendo todas ellas, maravillosas formas de comunicación con nuestro Ser Superior.
En lo personal, he notado que cuando he canalizado, ya sea escribiendo o hablando, las palabras brotan de mi interior sin procesamiento previo. No hay intención en ellas, no hay selección de palabras adecuadas, simplemente salen de mi boca o de mis dedos manifestándose en forma de una comunicación.
Por el contrario, cuando hablo desde mi cabeza, busco las palabras adecuadas, elaboro una idea antes de comunicarla, existe un espacio de tiempo, a veces imperceptible, entre lo que pienso y lo que digo.
En todo caso, más importante que detectar de donde vienen las respuestas, es detectar qué es lo que esas palabras provocan en ti. Todo mensaje proveniente de tu sabiduría interna nos llenará de amor y esperanza, nos cobijará con un manto protector y, aunque es posible (muy posible), que a veces las palabras no nos gusten, están dichas con la más profunda claridad y la más elevada de las intenciones. Luego de los primeros mensajes, que al inicio parecerán más monólogos que diálogos, puedes ir replicando y manteniendo una conversación más fluida. Pronto te sorprenderás de comprobar no sólo con la soltura que puedes hacerlo, sino también, la cuota de humor que por lo general se manifiesta en estos diálogos.
En algunas ocasiones puedes sentir el mensaje como un regaño, no te preocupes pues con toda probabilidad eso sólo tiene que ver con la forma que nos hemos acostumbrado a que nos trate la autoridad y si bien nuestra divinidad no es de una jerarquía superior a nosotros, sí tenemos la tendencia a tratarla como un superior olvidando que estamos escuchando nuestra propia voz. Recuerda que tu Ser Superior no tiene un plan determinado para ti, así que no podría regañarte por algo que hagas o dejes de hacer. Si bien muchas veces podría empujarte a soltar y avanzar, diciéndote frases del tipo: ¿Hasta cuándo me preguntas lo mismo?, ¡Ya sabes la respuesta!, ¡No me preguntes si no vas a escuchar la respuesta! En otras ocasiones, puede ser que inicies el diálogo con un tema y la conversación se desvié a otro, por lo general son asuntos que no cuesta afrontar y que no nos animamos a plantear directamente.
Una vez que hayas adquirido práctica y te sientas más seguro, puedes comenzar la comunicación en cualquier parte y de cualquier forma sin que necesites de un lugar especial ni condiciones específicas para hacerlo. Podrás iniciar el dialogo conduciendo, trabajando, duchándote, haciendo los quehaceres del hogar, disfrutando de un paisaje o en medio de una reunión.
¡No necesitas ni protocolo ni rituales para conversar contigo mismo!
Otra forma muy potente y efectiva de comunicación, es hablar con nuestra divinidad justo en el momento en que nos estamos quedando dormidos. Al caer en estado de sueño, nuestra mente se relaja y puede ser que tengamos un sueño relacionado con lo que hemos preguntado o que despertemos con una claridad y certeza que no teníamos al momento de dormirnos. Para comunicarte de esta forma no necesitas ni tiempo ni tranquilidad, pues todos a alguna hora nos vamos a la cama y flotamos en el sopor previo a caer dormidos. Aprovecha tus noches, lo que decretas justo antes de quedarte dormido viaja a manifestarse sin que la mente contramanifieste, como suele hacerlo sembrando la duda al instante seguido de formular una intención.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

lunes, 24 de diciembre de 2018

Son sólo distractores


A veces miras a tu alrededor y te preguntas cuál es el fin de tanto sufrimiento. A tu mente le gusta diferenciar el sufrimiento real (situaciones de pérdidas, de enfermedad, de dolor) del sufrimiento emocional (frustración, rencor), te digo que no existe diferencia entre ellos, el sufrimiento es tan real para ti como irreal para Mí
A un nivel, el sufrimiento es tu elección y muchas veces es más mental que real, de esta forma vas generando las situaciones que te permiten tener las experiencias que tu
proceso de aprendizaje requiere, pero en otras ocasiones enfrentas situaciones dolorosas, que percibes como indeseables y ajenas a tus elecciones conscientes.
Has de saber que aún en el muro de dolor más grande que te toque enfrentar, siempre encontrarás una rendija de luz que te ilumina, es Mi presencia que te invita a levantar la mirada y a reencontrar la paz interna que nunca te abandona.
No hay dolor tan poderoso como para nublar el fulgor de mi compañía, no hay sufrimiento capaz de disipar el amoroso halo de Luz con que te envuelvo, siempre estoy ahí acompañándote.
El sufrimiento es sólo un distractor en tu ruta, no lo abraces, no lo mimes, déjalo fluir, nada verdaderamente Real en ti tiene que ver con ese sufrimiento ni con lo que lo provoca.
Eres Mi Magnificencia encarnada y nada puede nublar tu divinidad, recuerda que hasta la pared más grande dolor que enfrentes tiene una rendija por donde se filtra mi Luz, agudiza la mirada y la encontrarás, pon tus ojos sobre ese rayo y la pared se desmoronará ante tus atónitos ojos y sentirás esa paz tan anhelada, que descansa en tu interior esperando ser revelada.
Extiendo mi manto de amor eterno sobre tu cuerpo cansado y adolorido, que se recoge de emoción floreciendo y brillando con tal intensidad, que te preguntas como pudiste
vivir antes sin esta sensación.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

sábado, 22 de diciembre de 2018

Aquí y Ahora


Todo aquello que te aleja de la plenitud que habita en ti, llevándote a un mundo de preocupaciones, de insatisfacciones, de ensoñaciones, de lamentaciones, de
programaciones, no viene de tu divinidad, sino que lo genera tu incapacidad de estar anclado en el presente.
Recordar lo que ya fue y elucubrar sobre lo que será, son quizás las formas más directas de salirse del presente. Pero existen otras mucho más sofisticadas, todas ellas
mecanismos, basados en focalizarte en lo que no te gusta de tu realidad.
Cuando pones tu atención en lo que no te gusta de tu vida actual, te pierdes la posibilidad de disfrutar.
Cuando estás en el presente no hay juicio, sólo hay experiencia; no hay comparación, sólo se vive lo que ES; no hay ensoñación, pues estás despierto; no hay lamentación,
hay aceptación; no hay preocupación, hay confianza; no hay programación pues hay entrega.
Tu divinidad que Soy Yo en ti, se deleita mostrándote las maravillas que tu vida te regala, te sopla al oído esas bendiciones que podrán pasar desapercibidas a los demás,
pero no a ti.
Ante ti se revela un mundo dorado, con personas sonrientes, donde el canto de los pájaros es la melodía que te acompaña, donde en cada experiencia hay un aprendizaje
que te maravilla, donde tu creatividad fluye sin obstáculos, donde la magia es posible, donde el amor hacia ti mismo es una realidad.
Ese mundo maravilloso está Aquí y Ahora esperando que lo descubras, sólo requiero de tu voluntad para develártelo.
No te recrimines a ti mismo, cuando te des cuenta del poco tiempo que permaneces en este estado, simplemente ríete, respira profundo, agita tu cabellera al viento y cuando lo desees, retoma alegre la senda del camino que te muestra la
verdadera naturaleza de tu Ser.
En el Aquí y en Ahora se encuentra el presente precioso de tu esencia divina, que Soy Yo que eres tú y que te musita al oído que todo es perfecto.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

jueves, 20 de diciembre de 2018

Tu Vida es tu Creación


Muchas veces te es difícil comprender hasta qué punto las circunstancias de tu vida son tu creación, voluntaria o involuntaria, consciente o inconsciente. Gastas mucha
energía imaginando que, si cambiasen ciertas condiciones externas o internas, entonces por fin podrías sentirte pleno y satisfecho.
Te voy a decir algo: la mayor parte de las circunstancias de tu vida, son tal y como la existencia dispone que sean para ti, conforme tus elecciones previas y actuales.
Sólo del profundo amor en el aquí y el ahora de dichas circunstancias, te conectarás con la felicidad que tanto ansías.
Eres infatigable a la hora de crear mecanismos que te saquen del aquí y del ahora, toda una forma de evasión que te impiden disfrutar tu existencia y bendecir tu vida.
Mira a tu alrededor, cuenta tus riquezas, disfruta de tus dones, permite que tus talentos se manifiesten, encuentra en las personas que te acompañan el regalo que te traen, aún
en las relaciones más difíciles hay un regalo oculto para ti.
Regalo que desde la claridad que sólo la confianza da, pronto te será revelado.
La magia de la vida no consiste en desear que las cosas cambien y lograrlo. La magia de la vida consiste en amar lo que tienes.
Una vez que te rindes y te entregas, confiando y reconociendo la perfección del ahora, te unes con el poder creativo del Universo, entonces de pronto descubres que tus
deseos se manifiestan. Sin embargo, justo en el momento que te conectes con este poder, notarás que tus deseos desaparecen por completo, pues tendrás la profunda certeza que no importa lo que necesites, te será dado.
Qué paradojal y confusa puede ser esta vida, corres y corres tras una meta hasta que cuando por fin la alcanzas, te das cuenta de que no es allí donde querías llegar. Lo maravilloso de todas estas carreras agotadoras e infructuosas, es que cuando por fin te canses de tanto correr, será cuando comenzarás a llegar al centro de tu SER.
No lo hagas más difícil de lo que es, no enfrentes molinos de viento, no te evadas de tu realidad inventándote sueños que seguir y misiones que cumplir. Simplemente entrégate a aprender y a disfrutar de lo que se presente, pues, aunque sean circunstancias que no te gusten y no las comprendas, tienen un sentido para ti.
Escoge los mejores frutos que tu vida te ofrece y deléitate con ellos, no corras tras fantasmas inexistentes, mira que de tanto correr llegará el día que cuando quieras deleitarte con lo que tienes, habrá desaparecido y entonces te
gastarás a ti mismo llorando por lo perdido.
Amígate de tus límites, pues gracias a ellos te defines como el ser que eres y sólo de su plena aceptación podrás liberarte de ellos, no porque desaparezcan, sino porque te
liberarás de tener que luchar por ser quien no eres.
Abres tus brazos y recibe mi abrazo eterno, abrazo que mereces y que te has ganado, pues no hay nada que tengas que hacer para ser reconocido como el SER perfecto que ya eres.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

martes, 18 de diciembre de 2018

¿Cómo conectarte con tu Ser Superior?


Te has estado preguntando cómo puedes conectarte conmigo y qué me puedes preguntar, la respuesta para la primera pregunta es: ¡conectándote!, la respuesta para la segunda pregunta es: ¡todo!
Para Mí no existen asuntos importantes y asuntos que no lo sean, para mi existes tú y todo lo tuyo es importante, pues tú eres Yo y Yo no desprecio ninguno de mis asuntos. Es tu mente-ego la que gusta de categorizar todo y, en ese proceso de categorización, va despreciando aspectos hermosos y relevantes, aspectos que podrían darte mucha
información sobre tu experiencia, así que pregúntame sobre todo lo que a diario te sucede, te preocupa y te entusiasma.
Ya ves, es muy simple conversar con tu sabiduría interna. Te estás preguntando cómo saber si es tu mente-ego o tu mente-divina quien responde. Partamos de la base que
cualquier pregunta que hagas nace de tu mente-ego, tu mente-divina ya lo sabe todo, por lo tanto, no tiene nada que preguntar. Tu mente-ego es la que vacila, la que se confunde y complica, así que si es tu mente-ego la que pregunta, ella
estará esperando una respuesta que la satisfaga.
Una pista que te servirá de ayuda: las respuestas que la mente-ego busca necesitan justificación, cualquier respuesta que escuches que requiera ser justificada para ser
comprendida no te la he dado Yo, pues las respuestas que Yo te doy son respuestas de Amor y el Amor nunca, jamás, requiere ser justificado, pues supera cualquier marco de
referencia en el cual se necesiten razones, así de simple.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

domingo, 16 de diciembre de 2018

Sanación


¿Necesitas acaso, creación divina, ser sanado? ¡Claro que sí! Necesitas ser sanado de la absurda creencia que hay algo en ti que requiere ser sanado. Si recordaras que eres
una obra divina en magnifica expansión creativa, entonces dejarías de buscar ser sanado. Mientras no lo recuerdes, necesitas la sanación como un vano intento de cambiar lo que no requiere ser cambiado.
¿Tiene alguien el poder de sanar en ti lo que no requiere ser sanado? No alma mía, lo que hace el sanador es mostrarte tu potencial divino, te enfrenta a tu propia energía que es la Mía, que es la del Todo.
Sintiendo esa energía tan sólo por un lapso infinitesimal de tiempo, recuerdas quién eres. Al recordar quién eres, pones en marcha un sistema de ajuste hacia la energía del Todo.
¿Por qué un sanador tiene la facultad de ponerte en contacto con tu grandiosidad?, ¿Puede un sanador facilitar un proceso que despierte el contacto con tu divinidad? Sí, un sanador puede hacer eso. Simplemente, porque él cree que puede hacerlo, lo escogió y lo está creando y tú al visitarlo, escoges creer que él puede hacerlo por ti.
Tu cuerpo refleja tiempos inmemoriales de condicionamientos humanos, de creencias arraigadas en tus células, de programaciones limitantes que te aprisionan, eso
nada tiene que ver contigo, no eres Tú, es el resumen de muchos "tus", pero no es un índice de tu magnificencia.
Tienes la tendencia a pensar que tu cuerpo es un reflejo de tu divinidad. No, tu cuerpo es un resumen de las experiencias que tu divinidad encarnada ha tenido.
Cubre un diamante de todas las capas que se te ocurran, invierte mucho tiempo en ello, busca materiales de todos tipos, idea fórmulas ¿Quieres que te diga algo? No importa
cuánto te esmeres, el diamante seguirá siendo brillante y puro bajo todas esas capas.
Es natural que quieras sentirte a gusto en tu cuerpo, busca la sanación, cree firmemente en ella, poco a poco sentirás que tu fulgor comienza a revelarse ante tus ojos y ante los
de los demás.
Hagas lo que hagas, con enfermedad, con vejez, con dolor o con lo que escojas experimentar, sigues refulgiendo en tu interior, con tal intensidad, que nada puede opacar ni disminuir por un segundo el Amor que te tengo y nada puede entorpecer la manifestación de tu divinidad.
Eres libre de escoger cuánto demorar y el camino a tomar, pero no tu destino final.


Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Te acuerdas

Hace unos días, mi madre se marcho, envuelta en LUZ, hacia su alma grupal familiar
la misma que la mía, le escribí unas letras de recuerdos. Aquí os lo dejo para que los leáis. Son recuerdos de madre e hijo.

Te acuerdas mamá cuando eras una joven madre, esbelta, guapa, que nada te amedrentaba, siempre trabajando, nada te paraba. Vivíamos en la casa vieja, donde nacimos tanto mi hermana como yo, realmente es, al contrario, primero yo y luego mi hermana, vivía con nosotros la abuela Saturnina.

Te acuerdas mamá cuando tú te ibas a segar y a sacar la mies con papá, trabajabas como un hombre en el campo y cuando llegabas a casa seguías trabajando. Nadie te paraba, eras fuerte. La abuela se ocupaba de nosotros, de mi hermana y de mí, ella hacia lo que podía, su genio era endiablado y con su forma de ser nos iba esculpiendo. Ella se marchó a la Luz siendo muy joven y perdimos a la abuela que conocimos y tu a la madre que tuvo que hacer de padre y de madre ya que tu perdiste a tu padre con tres meses, él se marchó a la Luz, en lo mejor de su vida, cuando acababas de nacer tú.

Te acuerdas mamá, como íbamos creciendo, yo era más “milindres” que mi hermana.

Te acuerdas mamá de nuestro primer día de colegio, seguro que sí, yo lo he vivido muchas veces, te veo en el colegio de párvulos que ese año inauguramos. Muchas veces te he visualizado mirando por la ventana con el mandil puesto y recogido hacia un lado, con una fuerza increíble.

Te acuerdas mama cuando trabajabas, también, limpiando las escuelas de los mayores junto a la Angustias y cuando las dos nos dabais de beber la leche en polvo que preparabais, me acuerdo de llevar el saquito que nos hiciste para llevar el tubo de aluminio de las pastillas efervescente de Redoxon, donde llevábamos el cola cao con el azúcar para el desayuno, con la leche que preparabais.

Te acuerdas mamá cuando te propusiste dejar el pueblo he irnos a Madrid a trabajar en una portería, tú como madre, la organizadora de la casa pensabas más allá y no querías que nosotros, tus hijos estuviéramos en el campo, deseabas una vida mucho más sencilla. No fue fácil, tuviste que enfrentarte a más de una situación conflictiva, la abuela Saturnina, se había marchado y solo quedaba en el pueblo mi abuelo Juan, el padre de tu marido, mi padre. La decisión estaba tomada y un día del mes de agosto cargamos los “trastos” en un camión de la época que tenia el mantero y nos fuimos camino a nuestro nuevo hogar en la portería de una de las calles del barrio de Argüelles en Madrid.

Te acuerdas mamá, cuando trabajabas, además de la portería en el hotel donde trabajaba papá.

Te acuerdas mamá cuando con catorce años, sin cumplir, fuimos a la entrevista de trabajo, donde he pasado más de treinta y cinco años de mi vida.

Te acuerdas mamá de cuando me casé con la mujer de mi vida, lo orgullosa que estabas de llevar a tu hijo al altar, de los años de novios, y de cuando venía Isi a pasar las Navidades con nosotros.

Te acuerdas mamá de cuando fuiste abuela por primera vez, seguro que sí, Alejandra, la mayor de los cuatro nietos que has tenido, después llegaron: Alberto, Eduardo y Diego. Has tenido y has disfrutado de tus dos biznietos Daniela y Álvaro.

Te acuerdas mamá de la boda de mi hermana con mi amigo de la infancia Jesús Antonio, tú quisiste que yo fuera su padrino de boda y allí estuve presidiendo la mesa y representando un papel que no me correspondía, mi padre tendría que haber estado allí.

Te acuerdas mamá de los veranos que pasaban Alejandra y Eduardo con vosotros en el pueblo, de los vestidos que hacías a Alejandra, para la peña de las Volami o el vestido de toledana, vaya tardes de verano que te pasabas con las mamás que, aunque más jóvenes que tú, ninguna te hacía sombra en el trabajo.

Te acuerdas mamá de la vuelta al pueblo cuando se jubiló papá y de los viajes que os habéis hecho, siempre decías qué os gastabais mucho dinero y que no ibas a dejarnos herencia, parece que algo ha quedado.

Te acuerdas mamá de todos los años que hemos pasado juntos en las fiestas y como las disfrutábamos, de la preparación del bocadillo de la mañana del día seis, de los toros en la plaza y de los de pólvora.

Todos estos “te acuerdas”, todos estos recuerdos y más lo hemos vivido juntos hemos vivido momentos muy felices, otros no lo han sido tantos, de estos últimos solo me acuerdo de la marcha a la Luz de mi padre, tú estuviste hasta el último momento a su lado. Todos los agradables y los menos agradables han formado parte de nuestra vida y todos nos han servido para hacernos más grandes y para crecer.

Hoy, no estoy triste por que te hayas marchado a la “habitación de al lado”, todo lo contrario, estoy alegre, en esa habitación estas junto a los tuyos y estas disfrutando de la fiesta de tú regreso y desde allí estas velando por todos nosotros. Siento que estas a mi lado, nuestro lado y te siento más cerca que antes, ahora estas dentro de mí y yo dentro de ti y esto será por toda la eternidad. “Te seguiré llamando por el nombre que te he llamado siempre y hablando como siempre lo he hecho”, “me seguiré riendo y te haré participe de mis risas y de mis lloros”, aunque, ahora tú estas en el mundo de los muertos y yo, nosotros, en el mundo de los vivos, “el hilo no esta cortado”, “porque estaría yo fuera de tu mente, simplemente porque estoy fuera de tu vista”. “Se que no estas muy lejos, justo al otro lado del camino”. “La muerte no es nada”, mamá.

Los entrecomillados no son míos son de San Agustín.  

lunes, 10 de diciembre de 2018

Son sólo creencias, creencias y más creencias.


Por siglos y siglos tu cerebro ha sido amaestrado, se te ha dicho en qué puedes creer y en qué no creer, cómo tienes que pensar y cómo no tienes que pensar. Te han matado,
crucificado, ridiculizado, quemado y torturado cada vez que has osado poner en duda lo que te han dicho, de a poco has ido cercenando tu imaginación y frenando tu sana
curiosidad por los misterios del ser.
Claro, en apariencia es más fácil y cómodo que te digan qué es correcto y qué no lo es, en qué debes creer y en qué no debes creer, mejor aún si te dicen quién debes ser y quién no debes ser, así pareciera que el viaje de la vida es más tranquilo y certero. Naces y si vives como te han dicho que has de vivir, entonces, cuando te mueras puede que tengas suerte y te vayas a al cielo. Hermoso modelo de la existencia, que parece explicarlo todo, entonces, ¿por qué no logra calmar tu desosiego?
Estás entre el grupo de valientes que se atreven a dudar, te has atrevido a cuestionar, a poner en tela de juicio lo que te han enseñado, quizás hasta te hayan discriminado y criticado por osar a ir más allá de lo que tu entorno se atreve a mirar. Lo hiciste y sin duda eres un valiente, pero habiendo soltado viejas creencias, asustado como estás, corres a refugiarte en nuevas creencias que te permitan liberarte de esas que tanto dolor te causaron, esas que intentaron engañarte y convencerte que algo malo había en ti y que tenías que ser salvado, iluminado o perdonado.
El viaje a tu interior es vertiginoso y lleno de sorpresas, has de ser un intrépido para no dejarte atrapar por nuevas creencias. Quieres seguridad y te abrazas como un ahogado
a un leño y te sientes aliviado de haber encontrado algo que te ayude a soportar la angustiante sensación de falta de apoyo. Ahora crees saber cómo es el Universo, cómo es la vida y quién eres tú.
Aprendes nuevas respuestas para viejas preguntas y antes que te des cuenta estás profetizando, evangelizando, convenciendo, separando a quienes están en el camino
correcto y quienes no lo están. Sin percatarte que todo ese daño que infringes, en el fondo te lo estás haciendo a ti mismo al ponerte límites una vez más. Pero es tan fuerte tu temor de soltar ese tronco que por fin parece protegerte, que te olvidas de los tesoros que puedes encontrar, si te atreves a lanzarte a las profundidades de tu ser.
Si sientes que tienes respuestas a las grandes verdades de la existencia, preocúpate. Si sientes que has llegado, preocúpate. Si tienes sólidos argumentos para defender tus
creencias, preocúpate. Si crees que estás escuchando la voz pura de tu ser, preocúpate. Si piensas que tu verdad es más certera y valiosa que la de un hermano, preocúpate. Si crees que lo que piensas, no son creencias, sino verdades, preocúpate.
Dentro de ti hay tantas y tantas voces hablando al mismo tiempo, argumentando, convenciéndote, criticándote, alentándote y asustándote. Esas voces tienen tantos
orígenes como estrellas el firmamento. El camino hacia tu Ser está nublado de esas estridentes voces que te alientan a detenerte, aprende a desconfiar de lo que oyes dentro de tu cabeza. Cuando creas tener algo claro, sacúdete y cuestiónalo.
Sé que te cansas y que te gustaría encontrar esas verdades, pero créeme el sendero a tu interior no tiene ruta establecida, tu eres el pionero, nadie podrá decirte cómo
llegar. Podrás encontrar compañeros de ruta, incluso amorosos guías dispuestos a ayudarte, pero más temprano que tarde te darás cuenta de que vuestros senderos se separan y que caminas solo, temeroso y a la vez emocionado, intentando llegar al encuentro de ti mismo.
Tranquilo, no quiero asustarte, sino más bien impulsarte, porque eso es lo que me has pedido y me gusta satisfacer tus peticiones. No me hagas mucho caso, finalmente, soy
sólo otra voz dentro de tu confusa mente, si la sigues o no, es tu elección. Recuerda que soy una compañía pasajera y que más temprano que tarde me pedirás que te libere, para poder continuar TU sagrado camino.
Quizás algún día descubras que no hay metas, sino sólo senderos y liberado de la presión de llegar a un lugar, aprendas a disfrutar de la aventura de recorrer el espacio
infinito de tu maravilloso Ser. Espacio que no te puede ser descrito, explicado ni cuestionado por humano alguno, pues sólo tú, bello Creador, tienes la llave para abrir la puerta última que te permite llegar a descubrir la perfección de Ser quién eres.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

jueves, 6 de diciembre de 2018

A mí no puedes engañarme


No importa cuánto te distraigas ni el empeño que pongas en negar quién eres, a mí no puedes engañarme, yo puedo ver tras la maraña de mentiras e ilusiones con que intentas confundirte. Tu esencia brilla con tal esplendor que aún todas esas capas de rabia, miedo y frustración con que la cubres no pueden opacar su fulgor.
Quizás quieras jugar al olvido, no hay problemas puedes hacerlo el tiempo que desees, pues para mí no hay plazos ni apuros, tengo la eternidad para esperar manifestarme en el momento preciso en que recuperes la cordura.
Yo soy la inmensidad que habita en ti, soy el resumen y la integración perfecta de eso justo que dices no ser, en ti habito y espero el grandioso día en que reconozcas
mi presencia. Soy quien postergas ser, en la presunción que algo en ti aún no está preparado para serlo.
Sé que te distraes, tantas cosas ¨importantes¨ y ¨urgentes¨ te mantienen ocupado. -Ya llegará el día-, -Quizás el año entrante tendré tiempo para recordar-, te dices a ti mismo.
Mientras tanto, consumes tu felicidad como una vela prendida en una sala vacía, te gastas en desesperada búsqueda de lo que ya tienes y olvidas que sólo necesitas
detenerte y sentir la plenitud que ya habita en ti.
Mi querido humano confundido, sufres porque sí y porque no, por lo que no tienes y por lo que sí tienes, pues temes perderlo. Sufres porque el tiempo se va y lo desperdicias como si fuese eterno, sufres por el desgaste de tu cuerpo y
lo maltratas como si fuese indestructible. Sufres porque el amor no llega a tu vida y te tratas a ti mismo con tanto desamor como si no merecieras ser amado. Sufres porque
no eres valorizado y te das a ti mismo menos valor que las posesiones que no tienes.
Si tan sólo pudieses por un segundo verte como yo te veo, si tan sólo por un momento respirases profundo y sintiese tu verdadera vibración, si tan sólo comprendieses lo
infructuoso de tanto afán, entonces tu rostro se iluminaría y tus ojos brillarían con tal intensidad que toda la ilusión que te rodea quedaría al descubierto y la grandiosidad de tu esencia se reflejaría en cada rincón de tu vida y entonces al mirar a los otros y verlos tan extraviados les dirías: -A mí no puedes engañarme-.

Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha

martes, 4 de diciembre de 2018

A ti que estás confundido


A ti que estás confundido me dirijo.
Si estás frustrado, si estás preocupado, si crees que te hace falta algo para ser feliz, si crees que tu vida no es cómo quisieras que sea, entonces a ti te estoy hablando.
Ha llegado la hora de que abandones tu confusión y comprendas: tu valor no radica en tus logros, ni tus logros son una medida de tu valor. Deja de responsabilizar a las
circunstancias de tu vida por tu grado de plenitud, ser pleno es tu estado natural, es tu confusión la que te impide darte cuenta lo feliz que ya eres.
Eres un humano divino creando la magia de ser tú, sólo por ese hecho eres una sagrada obra de arte, digna de ser admirada. Comienza a admirar la obra que eres, en ello
radica tu grandeza.
Eres la escultura y el escultor, el cincel es tu intención y la roca la existencia. Deja de quejarte por la existencia y comienza a explorarla y bendecirla, pues ella te permite
manifestar tu magnificencia.
Sólo del reconocimiento y aceptación de las circunstancias de tu vida, podrás descubrir la gloriosa escultura que permanece dormida en tu interior, esperando ser revelada
por la habilidad de quien la esculpe. Ese escultor eres tú amado humano confundido, que olvidas tu divinidad y te distraes creyendo que un trabajo, una cuenta corriente, una pareja, un automóvil, un cuerpo sano o experiencias místicas te darán lo que posees por derecho propio: tu valor.
Quizás a los ojos del mundo existan personas más exitosas, más valiosas, merecedoras de mayor admiración que otros.
Quizás a los ojos del mundo existan vidas más importantes o atractivas, si quieres seguir viviendo anestesiado por la voz de la masa, sigue pensando que tu vida no es lo que debería ser o que carece de brillo.
Pero si tu intención es despertar de la hipnosis colectiva, entonces mira a tu alrededor y descubre la perfección de la creación, descubre que el universo funciona en base a
equilibrios y que la naturaleza nos regala infinidad de manifestaciones. Comienza a apreciar lo hermoso que es ser tú, lo extraordinaria que es tu vida y lo valiente que eres si te atreves a encontrar el verdadero valor del ser, valor tan distorsionado en el mundo actual por el valor del tener y hacer.
Cada ser humano es extraordinario, cada vida es un Universo, cada historia personal una aventura.
Sé que te confundes, pues por eso cruzo el espacio y el tiempo, me acerco a tu lado, tomo tu mano y mirándote con admiración y amor te digo al oído: despierta, para sentirte pleno sólo necesitas prestar un poco más de atención a las bendiciones que te rodean y no las desprecies fijando tu atención en aquello que supones te hace falta para ser feliz.


Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha