miércoles, 30 de octubre de 2019

Atisha (6)


No esperes a que se dé la oportunidad
Porque la oportunidad es ahora, la oportunidad es aquí. Decir: «Estoy esperando a que se dé la oportunidad» es un engaño, pero aquellos que lo dicen no están engañando a nadie excepto a sí mismos.
La oportunidad no va a venir mañana. Ya ha llegado. Siempre ha estado aquí. Estaba aquí incluso cuando tú no estabas. La existencia es una oportunidad; ser es la oportunidad. No esperes a que se dé la oportunidad
No digas: «Mañana voy a meditar, mañana voy a amar, mañana voy a bailar con la existencia.» ¿Por qué mañana? Mañana no viene nunca. ¿Por qué no ahora? ¿Por qué posponer? El posponer es un truco de la mente; posponer te deja a la espera, y mientras tanto, la oportunidad se escapa. Y al final llegarás al callejón sin salida: la muerte. Y ya no habrá oportunidad alguna.
Y esto ha sucedido muchas veces anteriormente. Tú no eres nuevo aquí, tú has nacido y has muerto muchísimas veces. Y en cada ocasión la mente te ha jugado la misma treta y todavía no has aprendido nada.

lunes, 28 de octubre de 2019

Atisha (5)

No hagas chistes maliciosos
¿Qué es un chiste malicioso? Primero tendré que contaros tres de ellos para explicarlo. Y tres, porque es un número muy esotérico.
El primero:
Una insólita nave espacial desciende a la Tierra en medio de zumbidos, pitidos y chirridos. Dos extrañas criaturas salen flotando de ella y se posan en el suelo. Son una pareja de marcianos —los dos científicos— que están de visita exploratoria en nuestro planeta. Y deciden que la mejor manera de conocer la Tierra es comunicarse con alguno de sus habitantes. Así que comienzan a dar sus saltos en busca de candidatos. Entran en un edificio —de la forma misteriosa en que los marcianos hacen esas cosas— y eligen una pareja de recién casados: Everett y Gladys Sprinkle.
Naturalmente, Everett y Gladys están totalmente sorprendidos, pero se acomodan rápidamente a la situación. Los recién casados tienen una manera especial de adaptarse a las más asombrosas sorpresas.
Después de hablar un poco de esto y de aquello, la conversación gira hacia el tema de la reproducción.
El marciano asombra a los Sprinkle con la oferta de demostrar la manera que tienen de reproducirse en su planeta. Turbados, pero sin tener tiempo de protestar, los Sprinkle observan cómo el marciano agarra a la marciana y le pone en la frente los ocho dedos rechonchos de su única mano. El comienza a echar chispas, ella centellea y, de repente, aparece una abertura en el costado de la marciana... De ahí sale un bebé que comienza a dar saltitos por el cuarto de estar de Everett y Gladys.
Y ahora, naturalmente, el marciano pregunta que cómo es la reproducción en la Tierra. Los Sprinkle vacilan por unos instantes y finalmente deciden que sería muy difícil el describirlo. Así que, en interés de la cooperación interplanetaria, se quitan las ropas y ofrecen una demostración.
Los marcianos observan su ejecución cautivados. Y una vez que han terminado, la marciana pregunta:
—¿Cuándo vendrá el niño terráqueo?
Gladys, sacudiendo la cabeza, les cuenta que aún tardará nueve meses.
Los marcianos se quedan asombrados con la respuesta.
Y el extraterrestre pregunta:
—Pero si el niño no viene hasta dentro de nueve meses, ¿por qué estabais tan ilusionados tan sólo hace un instante?

El segundo:
Un hombre va al médico porque no se siente bien. Éste le hace las preguntas de rigor:
—¿Ha comido o bebido demasiado?
—No —dice el paciente.
—¡Bien!, ¿se ha estado usted acostando muy tarde últimamente?
—No —responde el paciente.
El médico piensa sobre el problema por un momento y finalmente dice:
—¿Y las relaciones sexuales?
—Raras... —musita el hombre con resignación.
—¡Aja! —dice el doctor— así que, ¡raras...! ¡Pues, amigo mío, tendrá usted que dejar esas perversiones si quiere mejorar!

Y el tercero:
Una mujer va al supermercado a comprar brécol. Se dirige al dependiente en el mostrador de las verduras y dice:
—Por favor, ¿tiene usted brécol?
El dependiente responde:
—No, señora. Hoy no me queda. Venga usted mañana.
Unas horas más tarde, la mujer vuelve de nuevo y le pregunta al mismo hombre:
—Por favor, ¿tiene usted brécol?
—Señora, ya le he dicho que hoy no tengo brécol.
La señora se va, pero vuelve un poco más tarde con la misma pregunta. El hombre ya estaba desesperado y le dice:
—Señora, voy a explicárselo con un juego gramatical: tomate tiene la palabra «toma» dentro, ¿correcto?
—¡Correcto! —dice la señora.
—Y plátano tiene la palabra «plata» dentro, ¿correcto?
—¡Correcto! —responde la señora.
—Ahora viene la pregunta interesante: ¿tiene la palabra «joder», brécol?
—¡No, joder, no tiene brécol! —responde ella con prontitud.
—¡Ésa es la verdad, señora! —dice el dependiente—. ¡Ahora repítalo hasta que usted misma se convenza!

No sé si son chistes maliciosos o no, pero una cosa es cierta, Atisha hubiera disfrutado con ellos.
De hecho, con «chistes maliciosos» Atisha quiere decir algo totalmente diferente. Él se refiere a: no digas nada contra nadie, no hagas daño a nadie cuando no esté presente, no hagas daño a nadie a sus espaldas.
La traducción no es exacta. El significado de Atisha completo es: no murmures sobre la gente con la intención deliberada de hacerles daño, porque eso no es un chiste, eso no es divertido, eso no tiene humor. Atisha no puede estar en contra del sentido del humor. Es imposible. Ningún hombre de su inteligencia y de su conciencia puede estar en contra del sentido del humor. De hecho, personas como Atisha son las que han aportado el mejor humor religioso al mundo. Atisha viene de la tradición de Gautama Buda, del mismo linaje de la gente del zen. Y el zen es la única religión que ha aceptado el humor como oración. No es posible, es absolutamente imposible que Atisha no tuviera sentido del humor.
Entonces, el sutra no puede ir de verdad en contra de los chistes. El sutra está en contra de herir a la gente. Lo que Atisha hace es ir profundo a la psicología del chiste, a la razón que subyace bajo el chiste. Es lo que Sigmund Freud hizo mil años más tarde. Sigmund Freud piensa que cuando haces un chiste acerca de alguien hay muchas posibilidades de que seas agresivo, de que sientas ira, de que —de una forma indirecta, simulando humor— lo que verdaderamente quieres hacer es ofender.
Pero eso no puede decidirlo ningún otro desde fuera; sólo tú puedes ser el juez.
Si hay una intención deliberada de ofender a alguien en tu mente, de hacer daño a alguien, si se trata de violencia disfrazada de humor, evítalo.
Pero si no es violencia, si es tan sólo puro sentido del humor, sentido de la diversión, sentido de no tomarse la vida en serio, de no tomarse la vida demasiado en serio, entonces no hay problema.
Si me encuentro algún día con Atisha le voy a enseñar unos cuantos chistes. Y tengo la impresión de que disfrutará con ellos.
Los chistes pueden ser tan sólo puro humor, sin que contengan violencia alguna. A veces desde la superficie uno puede pensar que hay algo de violencia, pero no se trata de lo que los otros piensen, la cuestión es cuál ha sido tu intención. Es una cuestión de intención. Puedes sonreír con la intención de ofender; entonces sonreír se convierte en pecado. Cualquier cosa puede convertirse en pecado si en lo profundo el deseo es de ejercer violencia. Y cualquier cosa puede convertirse en virtud si en lo profundo existe el deseo de crear más alegría en la vida, más risa.
Mi propia comprensión es que no hay nada más valioso que la risa. La risa es lo que más te acerca a la oración. De hecho, cuando eres total, lo único que queda en ti es la risa.
En cualquier otra cosa eres parcial; incluso en la relación sexual amorosa, eres parcial. Pero cuando una risa verdaderamente sincera te sale del vientre, todas las partes de tu ser —la fisiológica, la psicológica, la espiritual— vibran en un solo tono, todas vibran en armonía.
Por eso la risa relaja. Y la relajación es espiritual. La risa te trae a la tierra, te baja de tus estúpidas ideas de ser mejor que los demás. La risa te trae a la realidad tal y como es. El mundo es el juego de Dios, un chiste cósmico. Y a no ser que lo tomes como un chiste cósmico nunca serás capaz de entender el misterio último.
Estoy totalmente a favor de los chistes, estoy totalmente a favor de la risa.
A Atisha le han traducido mal. Lo que él quiere decir en realidad es: No seas violento, ni siquiera con las palabras. Incluso en las bromas, no seas violento, porque la violencia engendra más violencia, la ira trae más ira, y crea un círculo vicioso que no tiene fin.




sábado, 26 de octubre de 2019

Atisha (4)


No seas coherente
¿Has oído alguna vez algo parecido? «No seas coherente.» Cuando lo oigas por primera vez, o cuando lo leas por primera vez, pensarás que ha habido una equivocación, quizá un error de imprenta, una errata. Porque los que tú llamas santos te han dicho justo lo opuesto. «No seas incoherente», dicen, «sé coherente.»
Aquí es donde Atisha es soberbio. Él dice: No seas coherente
¿Por qué? ¿Qué es ser coherente? Ser coherente significa vivir de acuerdo con el pasado. ¿Con qué vas a ser coherente? Si quieres ser coherente sólo puedes tener una referencia, y ésa es el pasado. El ser coherente significa vivir de acuerdo con el pasado, y vivir de acuerdo con el pasado es no vivir en absoluto. Vivir de acuerdo con el pasado es estar muerto. Entonces tu vida será tan sólo una repetición.
El ser coherente significa que has decidido que ya no hay más vida, que has llegado a un punto final. No le permites a la vida que tenga nada nuevo que ofrecerte. Has cerrado tus puertas. El sol saldrá, pero no permitirás que sus rayos entren en tu habitación. Y las flores se abrirán, pero tú no advertirás su fragancia. Las lunas pasarán, pero tú permanecerás estancado. Has dejado de ser un río.
El río no puede ser un fenómeno coherente. Sólo una charca puede ser coherente, porque no fluye. El flujo por su propia naturaleza tiene que ser incoherente, porque tiene que afrontar nuevas situaciones, nuevos desafíos. Nuevas situaciones se acercan constantemente; el río tiene que responder con espontaneidad, no de acuerdo con el pasado.
El hombre coherente es un hombre lógico, su vida es unidimensional. El hombre coherente vive en la aritmética, sigue la lógica. Si algo va en contra de la lógica, él simplemente evita el verlo; actúa como si eso no estuviera ahí, porque de lo contrario su lógica se ve perturbada.
Y el hombre lógico es el hombre más pobre del mundo, porque la vida no consiste sólo en lógica. También hay amor. Y el amor es ilógico. Sólo una pequeña parte de la vida es lógica, la parte superficial. Cuanto más profundo vas, más avanzas hacia lo ilógico, o para ser más exacto, hacia lo supralógico.
La lógica es buena en el mercado, pero no en el templo, no en la mezquita, no en la iglesia. La lógica es buena en la oficina, en la tienda, en la fábrica. La lógica no es buena cuando estás con amigos, cuando estás con la persona amada, cuando estás con tus hijos. La lógica es buena cuando tratas cosas de negocios. Pero la vida no es sólo negocios; hay algo en la vida que tiene más valor que cualquier negocio. Deja que haya cabida para ese algo también.

Un profesor de filosofía fue al médico a pedirle consejo para mejorar su vida sexual.
—Usted parece gozar de buena condición física —dice el doctor después de examinarle—. Corra diez kilómetros diarios durante una semana y después llámeme por teléfono.
Una semana más tarde llama el profesor.
—¿Y bien? —dice el médico—, ¿ha mejorado su vida sexual con el correr?
—No lo sé —responde el profesor—, ¡ahora estoy a setenta kilómetros de casa!

Así es como funciona la mente lógica. Es unidimensional. La vida es multidimensional. No la confines. No la hagas lineal, no vivas como una línea. Vive las multidimensiones de la vida, las multifases de la vida; y así no podrás ser coherente, porque la vida es paradójica. Un momento es alegría, otro momento es tristeza. Si eres muy coherente, entonces tienes que sonreír de continuo; el que tu corazón esté llorando o riendo, no importa, tienes que ser coherente. Me contaron que la mujer de Jimmy Carter tenía que cerrarle la boca todas las tardes porque seguía sonriendo durante la noche.
Si practicas la sonrisa durante todo el día, naturalmente, ¿cómo te vas a relajar de repente por la noche? Sigues con el patrón fijo de conducta.
La vida también consta de tristeza. Y la tristeza también es hermosa; la tristeza tiene su propia profundidad, su propia delicadeza, su propia exquisitez, su propio sabor. Un hombre que no conoce la tristeza es pobre; vive pobremente, muy pobremente. Su risa será superficial, su risa no tendrá profundidad, porque la profundidad la da la tristeza. Si un hombre que conoce la tristeza ríe, su risa tendrá profundidad. Su risa tendrá algo de su tristeza también, su risa tendrá más colorido.
El hombre que vive la vida en todos sus aspectos es un arco iris; vive todo el espectro del arco iris. Y no puede ser coherente, tiene que ser incoherente.
Atisha te entrega algo de tremendo valor. Vive la vida en todos sus estados de humor. Todos son tuyos y cada uno tiene algo que contribuir a tu crecimiento. No te quedes confinado en un pequeño espacio. Aunque te parezca confortable y cómodo, no te quedes confinado en un pequeño espacio. Sé un aventurero. Indaga y busca todas las facetas de la vida, todos los aspectos de la vida.
Se dice que no se puede escribir una novela sobre un hombre bueno. Y es verdad; un hombre bueno no tiene vida en realidad. ¿Qué novela vas a escribir sobre él? Como máximo puedes escribir un certificado de buena conducta que diga que es bueno. Y eso es su vida entera. La vida del hombre bueno no merece la pena, porque no tiene multidimensionalidad.
¡Vive y permite tanto como te sea posible! Canta, baila, grita, llora, ríe, ama, medita, relaciónate, permanece solo. Vive entre la gente, y de vez en cuando ve a las montañas.
La vida es corta. Vívela de la manera más rica posible, y no intentes ser coherente. El hombre coherente es un hombre muy pobre. Por supuesto, la sociedad respeta al hombre coherente, porque el hombre coherente es predecible. Sabes lo que va a hacer mañana, sabes cómo va a reaccionar. Al hombre coherente se le puede manejar, se le puede manipular fácilmente. Sabes qué botones hay que apretar para que actúe. El hombre coherente es una máquina, en verdad no es un hombre. Le puedes enchufar y desenchufar y se comportará a tu gusto. Un hombre así está en tus manos.
La sociedad respeta al hombre coherente. A esa coherencia la sociedad le llama «carácter». Y el hombre verdadero no tiene carácter. El hombre verdadero es sin carácter o, está más allá del carácter. El hombre verdadero no se permite tener carácter. No puede permitírselo, porque el carácter se gana sólo a costa de la vida. Si renuncias a la vida, puedes tener carácter. Si no renuncias a la vida, vivirás muchos caracteres, pero no tendrás carácter. Si no renuncias a la vida, ¿cómo vas a tener carácter? Cada momento la vida es nueva, y así eres tú.
La sociedad no te respetará, no serás un ciudadano respetable, pero ¿a quién le importa? Sólo la gente mediocre se preocupa por el respeto de la sociedad. Al hombre verdadero le interesa sólo una cosa: si estoy viviendo mi vida o no, si la estoy viviendo de acuerdo con mi propia visión o no. Se trata de mi vida y soy responsable ante mí mismo.
La responsabilidad más grande no es hacia la nación, hacia la iglesia o hacia nadie. La verdadera responsabilidad es hacia ti mismo. Y esa responsabilidad consiste en que tienes que vivir la vida de acuerdo con tu propia luz. Y tienes que ir a dondequiera que la vida te lleve, sin hacer ninguna concesión.
El hombre con carácter hace concesiones. Su carácter no es otra cosa que un esfuerzo para garantizar a la sociedad que «no soy peligroso», y declararle que «seguiré las reglas del juego, estoy totalmente a tu disposición».
El santo tiene carácter, por eso es respetado. El sabio no tiene carácter, por eso es muy difícil reconocerle. Sócrates es sabio, Jesús es sabio, Lao Tzu es sabio, pero es muy difícil reconocerlos, casi imposible, porque no dejan rastro. No se ajustan a ningún molde. Son pura libertad. Son como pájaros volando en el cielo, no dejan huellas.
El tener a un sabio por maestro es sólo para unas pocas almas sensibles, porque los mediocres siguen al santo. Solamente muy poca, poquísima gente inteligente, se sintoniza con el sabio, porque el sabio no tiene carácter y no puede satisfacer ninguna de tus esperanzas. El sabio te va a ofender, te va a defraudar, te va a agitar y te va a hacer pedazos de muchas maneras. Poco a poco, te hará tan libre como lo es él.



miércoles, 23 de octubre de 2019

Atisha (3)


Abandona el alimento tóxico
Físico, psicológico, espiritual. Deja que tu cuerpo fisiológico se purifique de todos los venenos y toxinas, y deja que tu mente se libere de todo tipo de tonterías y porquerías. Y deja que el alma se libere de la idea del yo. Cuando el alma se libera de la idea del «yo» has llegado al estado interno llamado no-yo, anatta. Eso es libertad, eso es nirvana, eso es iluminación. Has llegado a casa. Ahora ya no hay que ir a ninguna parte; ahora puedes radicarte, descansar y relajarte. Ahora puedes disfrutar de la alegría a raudales que la existencia rocía sobre ti.
Cuando se dejan estos tres tipos de comida tóxica te vuelves vacío. Pero este vacío no es una forma negativa de vacío. Estás vacío en el sentido de que todos los venenos, todos los contenidos, se han ido. Pero estás lleno, lleno de algo que no puedes nombrar, lleno de algo que los devotos llaman Dios.
Atisha no puede usar esa palabra, Atisha no es un devoto, él es un bhakta. Atisha no puede usar ninguna palabra para designarlo, él guarda completo silencio al respecto. Atisha dice: deja esto, deja eso, deja aquello, y entonces lo que queda eres tú, el verdadero tú.
Y el segundo sutra es realmente significativo.

lunes, 21 de octubre de 2019

Atisha (2)


LA RELIGIÓN NO es una ciencia... la Religión no es una ciencia como la Física, las Matemáticas o la Química. Pero, aun así, es una ciencia, porque la Religión es el saber supremo. La palabra ciencia significa saber. Y si la Religión no es una ciencia, ¿qué otra cosa podría serlo? La Religión es el saber más elevado, es el saber más puro.
La ciencia común es acumulación de conocimientos; no es saber. La Religión es el saber mismo. La ciencia común está orientada hacia el objeto, la ciencia común conoce cosas, posee conocimientos.
La Religión no está orientada hacia el objeto; no tiene objeto, no conoce nada. El saber se sabe a sí mismo. Como un espejo que se reflejara a sí mismo.
La Religión está absolutamente depurada, libre de todo contenido. Por eso la Religión no son los conocimientos, sino el saber.
La ciencia es un modo inferior de conocimiento, la Religión es un modo superior. La Religión es philosophia ultima, el saber último. La diferencia entre las dos no está en su espíritu. Su espíritu es el mismo. La diferencia está en la pureza.
La ciencia es una mezcla con mucho barro. La Religión es pura esencia, es pura fragancia. El barro ha desaparecido, el loto ha aparecido. Y en la última fase incluso el loto desaparece, sólo la fragancia pervive. Estas son las tres fases del saber: el barro, el loto y la fragancia.
La Religión no se puede aprehender, porque carece de objeto. Pero a pesar de ello, se puede comprender. No se puede explicar, pero se puede experimentar. No hay modo de ofrecerte información sobre la Religión, porque la Religión no puede ser reducida a información. Pero se te puede mostrar el camino, la senda hacia ella... Dedos señalando a la luna. Los dedos no son la luna, naturalmente; pero los dedos pueden señalar a la luna.

sábado, 19 de octubre de 2019

Atisha (1)



Primero aprende los preliminares.

Piensa que todos los fenómenos son como sueños.

Examina la naturaleza de la conciencia nonata.

Deja incluso que el remedio se vaya libremente por sí mismo.

Asiéntate en la naturaleza de la cognición básica, la esencia.

Entre sesiones, considera los fenómenos como fantasmas.

Ejercita la unión, enviando y tomando sucesivamente.

Haz esto cabalgando sobre la respiración.

Tres objetos, tres venenos, tres pilares de virtud.

Ejercita frases en todo tipo de conductas.

No te causes dolor por deleites espurios.

Todas las absorciones se efectúan en una.

Un método corregirá todo lo incorrecto.

Al principio y al final hay que hacer dos cosas.

Sé paciente, ocurra una u otra cosa.

Observa dos preceptos, incluso si con ello arriesgas la vida.

Supera las tres dificultades.

Abraza las tres partes de la causa principal.

Medita sobre las tres cosas que no deben ser destruidas.


Haz que las tres sean inseparables de la virtud.

jueves, 17 de octubre de 2019

El Cantar de los Cantares


I. La esposa
2 ¡Béseme con besos de su boca!
¡Son tus amores mejores que el vino!,
3 ¡Qué exquisito el olor de tus perfumes; aroma que se expande es tu nombre,por eso se enamoran de ti las doncellas!
4 Llévame contigo, ¡corramos!,
¡introdúceme, oh rey, en la alcoba;
disfrutemos y gocemos juntos,
saboreemos tus amores embriagadores!
¡Con razón de ti se enamoran!

1. La expresión «Cantar de los cantares» es un superlativo relativo. Puede ser traducida de otros modos: «El Cantar más bello, más sublime, sin rival...». Se le atribuye a Salomón, sin que Salomón sea el autor del libro. El Cantar es un conjunto de poemas, que pudieron circular de forma independiente, pero que, recopilados en un libro, recibieron cierta unidad y adquirieron un dinamismo, o trama, impuestos por el redactor. En la traducción y comentario prescindo de las voces (él – ella – coro, que es la forma habitual de presentar el libro) y me atengo a las posibles estrofas aisladas tras un análisis estructural del libro.  

I. La primera canción es un epigrama, que exalta apasionadamente el amor físico: desde los besos de la boca hasta el sabor de los «amores embriagadores»: el abrazo amoroso. El interlocutor es el rey. La mujer se supone que es la reina. El lugar para saborear la bebida del amor, el interior del palacio, la alcoba real. El lenguaje es delicado y alusivo, carente del realismo y de la tosquedad que leemos en otras páginas bíblicas (cfr. Ez 16; 26; 20; 23, por ejemplo). Este epigrama, por lo demás, es un buen proemio del libro: presentación de la mujer (en este caso la esposa) y del varón (que es el «rey»; la mujer sería la reina), plantas y aromas, sabores y el sentido del gusto, movimiento y presura, doncellas y enamoramiento... Toda esta temática se desarrollará a lo largo del Cantar.

martes, 15 de octubre de 2019

El Cantar de los Cantares


II. Una muchacha ingenua‡
5Soy morena, pero fascinante,
muchachas de Jerusalén,
como las tiendas de Cadar,
como las lonas de Salmá.
6No se fijen en mi tez morena,
el sol me ha bronceado:
mis hermanos se enojaron conmigo:
me pusieron a guardar las viñas;
¡y mi propia viña no la guardé!

II. En este segundo epigrama se presenta una muchacha que no es un dechado de belleza. Conoce sus propios encantos: es «fascinante». Nos dice su oficio: es guardaviñas. Nos confiesa su debilidad: su propia viña no la guardó. Sabemos que sus hermanos se enfadaron con ella (o si nos atenemos a cierta tradición textual, «la prometieron como esposa»), porque la muchacha no supo guardar su propia viña. El autor juega con la doble acepción de viña: el sentido obvio y el figurado: la viña es imagen de Israel (cfr. Jr 12,10; Sal 80,13s, etc.), y alude también al sexo femenino. Es decir, la muchacha ya ha tenido relaciones sexuales, sin que sepamos con quién. El hombre del Cantar es un interlocutor necesario, pero la protagonista es la mujer. La mujer que ahora se presenta ya no es la reina del primer epigrama, sino que puede pasar por ser la amante.

domingo, 13 de octubre de 2019

El Cantar de los Cantares


III. El pastor inaccesible
7 Dime, amado mío, dónde pastoreas,
dónde recuestas tu rebaño al mediodía,
para que no vaya como una prostituta
tras los rebaños de tus compañeros.
8 Si no lo sabes por ti misma,
la más bella de las mujeres,
sigue las huellas del rebaño,
y lleva a pastar tus cabritillas
junto a las chozas de los pastores.

III. El tercer epigrama está estructurado sobre una pregunta y una respuesta. Los personajes son ahora una pastora y un pastor. La mujer que habla en este epigrama no quiere continuar siendo una prostituta, no una mujer «errante», como se traduce habitualmente. No sabemos quién responde, puede ser la misma que pregunta: ¿por qué encapricharse sólo de uno si la belleza de la muchacha cautiva a tantos otros pastores? Sea quien sea el que responde, la mujer (ahora pastora) ha de renunciar al pastor inaccesible y ha de seguir las huellas de los pastores.
Se la condena a continuar ejerciendo su oficio.

jueves, 10 de octubre de 2019

El Cantar de los Cantares


IV. Encantos femeninos
9 Te comparo, amada mía,
a la yegua de la carroza del Faraón.
10 ¡Qué bellos tus flanco oscilantes,
y tu cuello entre collares!
11 Te haremos collarines de oro,
con engastes de plata.
V. Una noche de amor
12 Mientras el rey estaba en su diván,
mi nardo exhalaba su perfume.
13 Bolsita de mirra es mi amado para mí:
entre mis pechos descansa.
14 Manojito de alheña es mi amado para mí,en las viñas de Engadí.
VI. Diálogo en el bosque
15 ¡Qué hermosa eres, amada mía,
qué hermosa eres!
¡Palomas son tus ojos!
16 ¡Qué hermoso eres, amado mío,
qué delicioso!
17 ¡Y nuestro lecho es frondoso!
Las vigas de nuestra casa son de cedro,
nuestro artesonado, de ciprés.

IV. Por primera vez escuchamos la voz del varón. Este cuarto epigrama, en efecto, puede ser asignado a la primera mujer que aparece en el Cantar: a la esposa (reina), aunque no se la nombre, ni se mencione al rey.  
V. La esposa (reina) evoca una noche de amor con el rey. Los perfumes se meten por los sentidos: nardo, mirra, alheña. El nardo aparece sólo en el Cantar (Prov 7 enumera siete perfumes, pero olvida el nardo). Este perfume entrará en el Nuevo Testamento a través de una escena importantísima: la mujer anónima que unge a Jesús con nardo (Mc 14,3-5). Se hará memoria de esta mujer dondequiera que se anuncie la Buena Noticia (Mc 14,9). Los perfumes, en esta escena del Cantar, significan el placer que experimentan el rey y la reina en su encuentro.  
VI. Del interior del palacio nos vamos al campo: el joven se encuentra con su amada en campo abierto. La naturaleza es el templo del amor para la joven enamorada, de la que sabemos, por confesión propia, que su vida transcurre en el campo. Una vez más la mujer toma la iniciativa y se insinúa.

martes, 8 de octubre de 2019

El Cantar de los Cantares


VII. Rosas y manzanos
1 Soy un narciso de la llanura,
una rosa de los valles.
2 Como rosa entre espinas
es mi amada entre las mozas.
3 Como manzano entre arbustos
es mi amado entre los mozos:
quisiera yacer a su sombra,
que su fruto es sabroso.
VIII. La mujer herida
4 Me llevaron a un banquete
y el Amor me declaró la guerra.
5 Tiéndanme sobre tortas de pasas,
recuéstenme sobre manzanas,
porque he sido herida por el Amor.
6 Su izquierda bajo mi cabeza
y su derecha me abraza.
7¡Les conjuro, muchachas de Jerusalén,
por las gacelas y ciervas del campo
que no despierten ni desvelen al amor
hasta que a él le plazca!
IX. Primavera
8 ¡Un rumor...! ¡Mi amado!
Véanlo, aquí llega saltando por los montes,
brincando por las colinas!
9 Es mi amado un gamo,
parece un cervatillo.
Véanlo parado tras la cerca,
mirando por las ventanas,
atisbando por la reja.
10 Habla mi amado y me dice:
¡Levántate, amada mía,
preciosa mía, vente!
11 Mira, el invierno ya ha pasado,
las lluvias han cesado, se han ido.
12 Brotan flores en el campo,
llega el tiempo de los cánticos,
el arrullo de la tórtola
se oye en nuestra tierra;
13 en la higuera despuntan las yemas,
las vides abultadas perfumean.
¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, vente!
14 Paloma mía, en las grietas de las rocas,
en el escondrijo escarpado,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz:
¡Es tan dulce tu voz,
es tan fascinante tu figura!
15 Atrápennos las raposas,
las raposas pequeñitas,
que destrozan nuestras viñas,
nuestras abultadas viñas.
16 Mi amado es mío y yo suya,
¡se deleita entre las rosas!
17 Hasta que surja el día,
y huyan las tinieblas,
ronda, amado mío,
sé cómo un gamo
aseméjate a un cervatillo
por las colinas hendidas.

VII. Continuamos en el escenario campestre. La muchacha se experimenta encantadora, como un narciso o como una rosa, y libre en la sombra del valle. El muchacho ratifica lo que acaba de decir la joven: para él es la mujer más bella que existe. Intervienen en esta escena dos jóvenes: la amante que se presentó en el comienzo del libro y su interlocutor. Quien tiene la iniciativa, una vez más, es ella.
VIII. Un cambio de escenario en este nuevo epigrama. Estamos ahora en la sala de «un banquete». En esta sala irrumpe un guerrero inesperado: el Amor (en hebreo está sin artículo, y debemos entender que se trata de una personificación). La mujer es herida súbitamente y pide socorro. La herida es tan profunda, que sólo podrá sanar con la presencia y la figura del amado. Éste ha desparecido tan rápidamente como apareció, y ha dejado herida a la mujer. Si las compañeras de esta mujer no quieren pasar por semejante trance, que no despierten ni
desvelen al amor (ahora con artículo, debiendo traducirse por «el amor»), hasta que a él le plazca. El campo de batalla nos permite pensar en el tercer personaje femenino presentado en el prólogo del libro: en la prostituta.
IX. Es el primer idilio del Cantar. Los verbos de movimiento y la voz dan unidad a la composición. Protagonista del idilio es la muchacha «fascinante» (14), que se presentó en el prólogo del libro (1,5). Ha soportado un invierno de ausencia. Ha llegado la primavera. Las flores del campo, las higueras que despuntan, las viñas abultadas, la estación de los cánticos, el arrullo de la tórtola, todo invita a celebrar el amor y a gozar de él. El oído despierto percibe la proximidad del amado, aunque no sea más que «un rumor...». A partir de ese momento
se imagina cómo se acerca presuroso, cual gamo o cervatillo, cómo mira y atisba por la ventana y por la reja. Oye su voz, o ella misma pone palabras en boca del amado: «Levántate... Vente». Pero la muchacha se resiste. Convierte su casa en palomar, a pesar de que anhelaba como nadie la presencia del amado. El juego del amor es, a veces, demasiado cruel (Cant 8,6). El muchacho se contentaría tan sólo con ver la figura «fascinante» de la muchacha y con escuchar su «dulce voz». Tras el conjuro contra las raposas que son un peligro para la viña no guardada en otro tiempo, la muchacha declara solemnemente: «Mi amado es mío y yo suya, ¡se deleita entre las rosas!». Mientras dure la noche, es tiempo de que el gamo o cervatillo ronde por las colinas hendidas. El lenguaje
es alusivo y delicado. Aunque tanto la muchacha como el muchacho tienen voz en este bellísimo idilio, acaso sea tan sólo una fantasía de la muchacha, que sueña con la donación y posesión total.

jueves, 3 de octubre de 2019

Cuentos y fábulas de Buda.


La Anciana Mendiga
En la época de Buda vivió una anciana mendiga llamada
―Confiar en la Alegría. Esta mujer observaba cómo reyes, príncipes y demás personas hacían ofrendas a Buda y sus discípulos, y nada le habría gustado más que poder hacer ella lo mismo.
Así pues, salió a mendigar, y después de un día entero sólo había conseguido una monedita. Fue al vendedor de aceite para comprarle un poco, pero el hombre le dijo que con tan poco dinero no podía comprar nada.
Sin embargo, al saber que quería el aceite para ofrecérselo a Buda, se compadeció de ella y le dio lo que quería.
La anciana fue con el aceite al monasterio y allí encendió una lamparilla, que depositó delante de Buda mientras le expresaba este deseo:
–No puedo ofrecerte nada más que esta minúscula lámpara. Pero, por la gracia de esta ofrenda, en el futuro sea yo bendecida con la lámpara de la sabiduría.
Pueda yo liberar a todos los seres de sus tinieblas. Pueda purificar todos sus oscurecimientos y conducirlos a la iluminación A lo largo de la noche se agotó el aceite de todas las demás lamparillas, pero la de la anciana mendiga aún seguía ardiendo al amanecer cuando llegó Maudgalyayana, discípulo de Buda, para retirarlas.
Al ver que aquella todavía estaba encendida, llena de aceite y con una mecha nueva, pensó: No hay motivo para que esta lámpara permanezca encendida durante el día, y trató de apagarla de un soplido. Pero la lámpara continuó encendida. Trató de apagarla con los dedos, pero siguió brillando. Trató de extinguirla con su túnica, pero aun así siguió ardiendo.
Buda, que había estado contemplando la escena, le dijo:
–¿Quieres apagar esa lámpara, Maudgalyayana? No podrás. No podrías ni siquiera moverla, y mucho menos apagarla. Si derramaras toda el agua del océano sobre ella, no se apagaría. El agua de todos los ríos y lagos del mundo no bastaría para extinguirla.
–¿Por qué no?
–Porque esta lámpara fue ofrecida con devoción y con pureza de mente y corazón. Y esa motivación la ha hecho enormemente beneficiosa.
Cuando Buda terminó de hablar, la mujer se le acercó, y él profetizó que en el futuro llegaría a convertirse en un buda perfecto llamado ―Luz de la lámpara. Así pues, es nuestra motivación, ya sea buena o mala, la que determina el fruto de nuestros actos. Shantideva dijo:
"Toda la dicha que hay en este mundo,
Toda proviene de desear que los demás sean felices;
Y todo el sufrimiento que hay en este mundo,
Todo proviene de desear ser feliz yo
Puesto que la ley del karma es inevitable e infalible, cada vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos directamente a nosotros mismos, y cada vez que les proporcionamos felicidad, nos proporcionamos a nosotros mismos felicidad futura.