En cierta ocasión oí estas palabras del Buda mientras permanecía en el monasterio de la arboleda de Jeta, en la ciudad de Sravasti. En aquella época había un monje llamado Thera (el veterano) que siempre prefería estar solo. Aprovechaba cualquier oportunidad que se le presentara para elogiar la práctica de vivir solo. Hacía su gira medicante en solitario y se sentaba en meditación en soledad.
Cierto día un
grupo de bhikkus se acercaron al Buda y, tras ofrecerle sus respetos
posternándose a sus pies, se apartaron a un lado, se sentaron a una cierta
distancia de él y le dijeron:
—Bienaventurado,
hay un monje veterano llamado Thera que sólo quiere estar solo. Siempre está
elogiando la práctica de vivir en soledad. Va a las aldeas a mendigar comida
solo, regresa a casa solo y se sienta en meditación solo.
El Buda
respondió a los bhikkus:
—Id a lugar
donde vive el monje Thera y decidle que deseo verle.
Los bhikkus le
obedecieron. Cuando el monje Thera oyó el deseo del Buda, fue a verle sin
tardanza, tras prosternarse a sus pies, se apartó a un lado y se sentó a una
cierta distancia de él. El Bienaventurado preguntó al monje Thera:
—¿Es cierto que
prefieres vivir solo, que elogias la vida en soledad, que vas a mendigar comida
solo, que regresas a casa solo y te sientas a meditar solo?
El monje Thera
le contestó:
—Es cierto,
Bienaventurado.
El Buda
preguntó al monje Thera:
—¿Cómo es tu
vida en soledad?
El monje Thera
le respondió:
—Vivo solo,
nadie más está conmigo. Elogio la práctica de vivir en soledad. Voy a mendigar
comida solo, regreso a casa solo y me siento a meditar solo. Eso es todo.
El Buda enseñó
al monje lo siguiente:
—Es evidente
que te gusta la práctica de vivir en soledad. Este hecho es innegable, pero
desearía decirte que hay una forma maravillosa de vivir solo. Consiste en
observar a fondo la vida para ver que el pasado ya no existe y que el futuro
aún está por llegar, y en vivir serenamente el momento presente, libre de
cualquier deseo. Cuando alguien vive de este modo, su corazón no alberga duda
alguna. Abandona todas sus preocupaciones y arrepentimientos, todos los deseos
que le atan, y rompe las cadenas que le impiden ser libre. A esto se le llama
«la mejor forma de vivir solo». Es la forma más maravillosa que existe de vivir
en soledad.
El
Bienaventurado recitó a continuación la siguiente gatha:
Al observar la
vida a fondo es posible ver claramente todo cuando existe.
Sin estar atado
a nada es posible abandonar todos los deseos.
El resultado es
una vida de paz y alegría.
Vivir en
soledad es realmente esto.
Al oír las
palabras de Buda, el monje Thera sintió una profunda dicha. Se prosternó
respetuosamente ante el Buda y luego se fue.