domingo, 28 de febrero de 2016

Cuentos Sufís de Rumí

EL VIEJO MÚSICO
En tiempos del califa Omar, había un viejo músico que amenizaba las reuniones de hombres de buen gusto. Con su hermosa voz, incluso al ruiseñor embriagaba.
Pero pasaba el tiempo y el halcón de su alma se transformaba en mosquito.
Su espalda se curvaba como la pared de una cántara. Su voz, que en otros tiempos acariciaba las almas, empezaba a arañarlas y a aburrir a todo el mundo.
¿Hay en esta tierra alguna mujer hermosa que no haya sufrido al deteriorarse su belleza? ¿Hay algún techo que no haya terminado por venirse abajo? Así cayó nuestro hombre en la penuria y hasta el pan llegó a faltarle. Un día, dijo:
"¡Oh, Señor! Me has concedido una larga vida y me has colmado de tus favores. Durante setenta años, no he dejado de rebelarme contra ti, pero tú siempre me has ofrecido con qué subsistir. Hoy, ya no gano nada y soy huésped tuyo. Por tanto, cantaré y lloraré por ti."
Tomó el camino del cementerio. Allí tocó el laúd y cantó, vertiendo amargas lágrimas. Luego, el sueño se apoderó de él y, tomando su instrumento como almohada, se durmió. Su cuerpo quedó liberado de las vicisitudes de este mundo. Era tan feliz en su sueño que se decía:
"¡Ah! ¡Si pudiera quedarme aquí eternamente!"
Pues bien, en aquel mismo instante, el sueño se apoderó también de Omar, el califa del islam, que se dijo:
"No es desde luego hora de dormir, pero acaso haya una razón para esto."
Entonces, una voz de lo Desconocido se dirigió a él y le dijo:
"¡Oh, Omar! ¡Ve a socorrer a uno de mis servidores! Ese pobre está en este momento en el cementerio. Ve a darle setecientos dinares. Y dile que recobre el reposo del corazón. Ruégale que acepte esta suma y que vuelva a verte cuando se haya agotado."
Al despertar, Omar puso la suma indicada en una bolsa y se trasladó al cementerio. Al no encontrar allí sino a un anciano dormido, se dijo:
"Dios me ha hablado de un hombre puro, de un elegido. No puede ser este viejo músico."
Y como un león cazando, dio varias veces la vuelta al cementerio. Viendo que no había nadie, aparte el anciano, se dijo:
"Hay corazones iluminados en los más olvidados rincones."
Se acercó al músico y tosió para despertarlo.
El músico, al ver ante él al califa del islam, quedó atemorizado y se puso a temblar, pero Omar le dijo:
"¡Oh, anciano! No tengas miedo. Te traigo una buena noticia de parte de
Dios. Él te ha considerado digno de sus favores. Aquí hay algún dinero. Gástalo y vuelve a verme."
A estas palabras, el anciano se puso a llorar y, tirando su instrumento al suelo, lo rompió diciendo:
"¡Tú eras el velo entre Dios y yo!"
Omar le dijo:
"Son tus lágrimas las que te han despertado. Es bueno recordar el pasado. Pero para ti, en adelante, el pasado y el futuro son velos. Tú te has arrepentido de tu pasado y debes ahora arrepentirte de tu arrepentimiento."

domingo, 21 de febrero de 2016

Cuentos Sufís de Rumí

SETENTA AÑOS
Un anciano fue a casa del médico. Cuando le hubo explicado que sus facultades intelectuales declinaban, el médico respondió:
"¡Eso se debe a tu avanzada edad!
- ¡También mi vista se debilita!
- ¡Claro, porque eres viejo!
- ¡Me duele mucho la espalda!
- ¡No es más que un efecto de la vejez!
-No digiero nada de lo que como.
- ¡Si tu estómago es débil, es por culpa de tu mucha edad!
-Y cuando respiro siento como una opresión en el pecho.
- ¡Es normal! ¡Eres viejo! ¡Y la vejez trae muchos males!"
El anciano, entonces, se enfadó:
"¡Gran idiota! ¿Qué significa toda esa palabrería? No sabes nada de la ciencia de la medicina. ¡Eres más ignorante que un asno! ¡Dios ha creado un remedio para todos los males, pero tú lo ignoras! ¿Así es como has aprendido tu oficio?"
El médico respondió:
"¡Tienes más de setenta años! ¡De ahí es de donde proceden también tu cólera y tus amargas palabras!"

lunes, 15 de febrero de 2016

Cuentos Sufís de Rumí

PLEGARIAS
Cuatro indios entraron en la mezquita para prosternares ante Dios, con el corazón en paz. Pero, de pronto, el almuédano entró también en la mezquita y uno de los indios dejó escapar estas palabras:
"¿Se ha recitado la llamada a la oración? ¡Si no es así, nos hemos adelantado!
- ¡Cállate!, le dijo el otro; ¡con tus palabras, has invalidado tu oración!
- ¡Cállate tú también, porque acabas de hacer lo mismo!"
Y el cuarto añadió:
"¡Gracias a Dios, yo no he hablado, y mi oración sigue siendo válida!"
Es una verdadera bendición el no ocuparse uno sino de su propia vergüenza.

miércoles, 10 de febrero de 2016

El Poema de Seng Ts’an. Sobre la Confianza en el Corazón

Dejemos que el pensamiento de los Dharmas como “el Todo-en-el-Uno” te traiga a Eso-en-si-mismo.
Así que, su origen se olvida y nada queda para hacer que nos opongamos uno contra otro.
Miren la acción como si fuera estacionaria, y, ¿qué deviene de ella?
Trata la estacionaria como si se moviera, y de esa forma te libras del resto.
Habiendo así acabado con ambas, ¿qué deviene del Uno?
En el punto último, donde ya no puedes ir más allá,
Llegas a donde no hay reglas ni normas,
Donde el pensamiento puede aceptar la Imparcialidad,
Donde el efecto de la acción cesa.
La duda se disipa y la fe no tiene obstáculos.
Nada queda, nada se recuerda.
El espacio es brillante y el yo-iluminado; ningún poder mental se ejerce.
Definitivamente ningún simple pensamiento nos puede traer a tal lugar.
Ni ningún sentido o sentimiento o emoción comprenderlo.
Es Verdaderamente Eso, la Esfera Trascendental, donde no hay ‘El’ ni ‘Yo’
Para una referencia rápida a esta esfera usemos el concepto “No hay Dos”; en el “No hay Dos”, no hay cosas/objetos separados, sin embargo todas las cosas están incluidas.
El sabio a través de las Diez Moradas ha tenido acceso a esta Verdad Fundamental; porque ella no es una cosa que se extiende en el Tiempo y el Espacio.
Para ella un momento y un eón son uno.
Ya sea si la vemos o fracasamos en verla, ella se manifiesta siempre en todas partes.
Lo diminuto es como lo inmenso cuando los límites se olvidan; lo inmenso es como lo diminuto cuando el contorno no tiene nada que ver.
Ser es un aspecto del No-ser; No-ser es un aspecto del ser.
En climas de pensamiento donde esto no es así, la mente vive enferma.
El Uno no es otra cosa que el Todo, el Todo no es otra cosa que el Uno.
Toma tu posición sobre esto, y el resto seguirá por su propio peso de acuerdo a ella; confiar en el Corazón es el “No hay Dos”, el “No hay Dos” es confiar en el Corazón.
He hablado, pero en vano; porque, ¿qué pueden decir las palabras de cosas que no tienen ni ayer, ni mañana ni hoy?

Con esta publicación termina el poema.

jueves, 4 de febrero de 2016

El Poema de Seng Ts’an. Sobre la Confianza en el Corazón

En su esencia el Gran Camino lo incluye y abarca todo; es tan erróneo llamarlo fácil como llamarlo difícil.
Los puntos de vista parciales son irresolutos e inseguros, ahora a galope, ahora quedándonos atrás.
Agarrándonos a esto o aquello, más allá de la medida, con el corazón confiado a ambas sendas que guían al extravió.
Deja que las cosas tomen su curso, conociendo que la Esencia, ni se va ni se queda, deja que tu naturaleza se funda y armonice con el Camino y vague calmada y libre de preocupaciones.
Los pensamientos que impiden y encadenan llegan de la Verdad, y se hunden en los hábitos ignorantes del “disgusto”.
El “disgusto” nos trae la lasitud y aburrimiento del espíritu; la hostilidad no sirve a ningún propósito.
Si quieres seguir la doctrina del Único, no te enfades ni enfurezcas en contra del Mundo de los Sentidos.
Solamente a través de aceptar el Mundo de los Sentidos puedes ser parte de la Percepción Verdadera.
Aquellos que saben más, hacen menos; y atan tontamente sus propias cadenas.
En el Dharma no hay dharmas separados, sólo el tonto se aferra a sus propias preferencias y apegos.
Usar el Pensamiento para crear pensamiento - ¿qué es más erróneo que eso?La ignorancia crea la calma y el conflicto; la Sabiduría ni ama ni odia.
Todos lo que pertenece a los dos extremos es inferencia/conjetura deducida falsamente, un sueño irreal, una flor en el aire. ¿Por qué luchar para asirla con la mano?
“Es” y “No es”, ganar y perder, ¡se desvanece de una vez por todas!¡Si los ojos no se cierran al dormir, no puede haber sueños malos!
Si la mente no hace distinciones, todos los dharmas devienen uno.
Dejemos que el Uno/la Unidad con su misterio.
Remueva toda la memoria de las complicaciones.