domingo, 2 de octubre de 2016

MARCO AURELIO - PENSAMIENTOS

No hay ningún hombre que al morir pueda alardear de no tener alguien cerca de él que se alegre de este funesto acontecimiento. Que este sea un hombre virtuoso y sabio, ¿no encontrará alguien que, al verle en su última hora, dirá: «por fin vamos a respirar, desembarazados de este moralista»? «Es verdad que no era riguroso para ninguno de nosotros, pero veíamos bien que en su fuero interno nos condenaba».
Esto tratándose de un hombre justo. Respecto a nosotros, ¡cuántos más motivos hacen desear a muchas personas verse libres de nosotros! Tú deberás pensar en esto a la hora de tu muerte; será mejor la pena al irte de aquí, porque podrás decir: «dejo una vida en la de aquellos con quien la
repartía, por los que desean mi muerte, luego puede ser que esperen alguna ventaja». ¿Por qué, pues, ese empeño de querer seguir aquí más tiempo? Sin embargo, no por eso te vayas enfadado con ellos; sino, como siempre, continúa dándoles pruebas de afección, de benevolencia, de indulgencia, no les abandones tampoco como si te arrancaran de esta vida. Ve, si no, cuando una muerte es dulce, cómo el alma se desprende tranquilamente de las ligaduras del cuerpo; tu separación de la sociedad de estos hombres debes hacerla con la misma tranquilidad. La naturaleza te había conservado unido a ellos; pero hoy te separa. Yo me separo de ella, en realidad, como de una familia, no obstante, sin dolor de corazón y sin resistencia, porque esta separación es un acto conforme a la Naturaleza.

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