Todos los grandes maestros insisten en la necesidad de observar
con atención y utilizar el entendimiento correcto. Pero hay que aplicarse a
ello. El maestro tenía dos discípulos. Estos iban a viajar a su pueblo para
visitar a sus parientes y luego, de nuevo, volver junto al maestro. Partieron
al despuntar el día. De repente, se encontraron en el camino con las huellas de
un elefante y uno de los discípulos dijo:
– Esta es la huella, amigo, de un elefante hembra, que está
embarazada. Tendrá un elefante hembra. ¡Ah!, este animal es tuerto y, ¡qué
curioso!, una mujer encinta de una niña cabalga sobre sus lomos.
– Pero ¿cómo puedes saber todo ello? -preguntó asombrado e
incrédulo el compañero. – Por simple observación y deducción.
– No te creo.
– Corramos tras ellos y comprobémoslo, ¿te parece? Los dos
discípulos se pusieron a correr y pudieron alcanzar al elefante, que sobre sus
lomos llevaba una mujer.
Comprobaron que todos los datos a los que había hecho referencia
uno de los discípulos eran exactos. El amigo se lamentó de este modo:
– No puedo creerlo. Me siento abochornado. Yo también he estudiado
con el mismo mentor y no he deducido ninguno de los datos que tú captaste.
Después de visitar a sus familias, los jóvenes regresaron junto al maestro. Le
contaron lo sucedido. El maestro preguntó al discípulo que había deducido los
datos ciertos sobre la mujer y el elefante cómo lo había hecho.
Repuso: – Querido maestro, no he hecho otra cosa que lo que tú me
has enseñado. Eso ha sido todo. He observado muy atentamente y he aplicado el
entendimiento correcto. Al observar el lugar donde el elefante había orinado,
supe que se trataba de una hembra. Contemplando las hierbas de la parte derecha
del camino y comprobando que habían sido aplastadas, deduje que el animal estaba
tuerto del ojo derecho. Después me di cuenta de que el elefante se había
detenido y que había orina en el camino de otra persona y deduje que era de una
mujer que montaba al elefante y había bajado del mismo a hacer sus necesidades.
Comprobé que el pie derecho de la mujer se afincaba sobre la tierra con mayor
fuerza y me permitió deducir que estaba encinta de una niña. O sea, venerable
maestro, he aplicado el arte de la observación.
EL SABIO DECLARA: MEDIANTE LA OBSERVACIÓN ATENTA SE DESENCADENA LA
VISIÓN CLARA. LA VISIÓN CLARA CONDUCE AL ENTENDIMIENTO CORRECTO. EL
ENTENDIMIENTO CORRECTO PERMITE TOMAR LAS COSAS COMO SON.