No olvides nunca estas palabras de Heráclito: «La muerte de la tierra será convertirse en agua; la del agua, en volverse aire; la del aire, en tornarse en fuego, y recíprocamente». Acuérdate también del viajero que ignora dónde acaba el camino que ha emprendido. Y aun de lo siguiente: «por asiduas que sean sus relaciones con la razón que gobierna el todo, no pueden entenderse con ella; aquello de lo que diariamente son testigos, continuamente les parece extraño». No olvides tampoco «que no se debe obrar ni hablar como si estuviéramos durmiendo», porque cuando dormimos nos hacemos también la ilusión de obrar y de hablar; y, en fin, ten presente que no es preciso adoptar al pie de la letra las opiniones de nuestros antepasados, ni repetir como una criatura:«Así nos lo han enseñado nuestros padres».
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