¿Significa esto que las personas
que no se curan no han conseguido ampliar su conciencia? No, en absoluto. Pero
la idea de que han fracasado se ha convenido en un aspecto muy polémico del
pensamiento holístico. Un mecanismo mental insiste en considerar todas las
situaciones como si fueran buenas o malas, victorias o derrotas. Cuando el
cuerpo de una persona no sana de una enfermedad, es posible que se llegue a la conclusión errónea de que esa persona simplemente no se esforzó lo suficiente.
Morir no significa no haber sanado.
La muerte es una parte inevitable de la vida. La realidad es que muchas personas sí
se curan de sus tormentos emocionales y psíquicos, y por lo tanto mueren
«sanadas».
El objetivo de tomar conciencia no
es burlar a la muerte ni hacerse inmune a la enfermedad, sino ser capaz de
afrontar todos y cada uno de los cambios de la vida y el cuerpo sin miedo,
tratando solamente de asimilar el mensaje de la verdad contenido en ellos.
Considerar la ampliación de la conciencia —por ejemplo, mediante la meditación—
como un seguro contra la enfermedad física es interpretar mal su finalidad. El
objetivo de tomar conciencia no es dominar lo físico, sino dominar el espíritu.
El mundo y el cuerpo físicos nos sirven de maestros en el camino.
De acuerdo con esta percepción,
sanar el miedo a la muerte y a morir es un aspecto de la serenidad que el espíritu
humano es capaz de lograr a través del viaje hacia la toma de conciencia.
Cuando una persona que ha conseguido ampliar la conciencia atravesando el
puente entre este mundo y el siguiente, habla de su consuelo al saber que la
vida continúa, se disuelven inmediatamente algunos de nuestros miedos.
ANATOMIA DEL ESPIRITU - La curación del cuerpo, llega a través del alma.
Caroline Myss
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