domingo, 29 de noviembre de 2015

Dios no existe.

Dios no existe, esto lo diría muchas personas, amigos y conocidos nuestros. Son amigos que nos conocen desde hace muchos años, hemos compartido alegrías y algunos sin sabores y saben del pie que cojeamos. Podríamos tener una conversación, más o menos de la siguiente forma, ellos nos dirían, ¡tú que crees en Dios, ¿qué piensas de cómo es posible qué, tú Dios permita que haya guerras, que muchos millones de personas en el mundo no tengan para comer, que haya personas mayores en muchos países hacinados en lugares esperando la muerte y un largo etc. de desgracias!, yo, le podría contestar, también, más o menos. Mi Dios, el Dios que, yo creo, es un Dios compasivo un Dios de amor un Dios bienaventurado, un Dios que nos ha creado a su Imagen y Semejanza y nos ha dado la gracia del libre albedrío y de ser libres de pensar y de actuar de acuerdo a nuestro corazón, nos ha hecho tan libres que podemos renegar hasta de Él ¿Quién puede hacer lo mismo?

A mi amigo le seguiría diciendo, todas las desgracias que has enumerado y muchas más, no las ha creado Él, hemos sido nosotros los que, con nuestra incomprensión, con nuestra bajeza moral y con habernos olvidado de nosotros mismos y de lo que somos, hemos llegado a olvidarnos de los demás.

Nuestra obligación en esta vida es solo una amarnos a nosotros mismos para poder amar a los demás de la misma forma, lo mismo que dijo nuestro Maestro Jesús “Amaras al Señor, tu Dios, sobre todas las cosas, con todo tu corazón, toda tu alma y con todas tus fuerzas, y al prójimo, como a ti mismo”.

Yo sé que Dios existe, le he visto y tú también sabes que existe, aunque no lo creas, le seguiría diciendo a mi amigo, ¿no te acuerdas la sonrisa de tu nieta, y de esos ojos, a través de ellos es como si se viera la vida?, ¿no ves la alegría de los padres de tu nieta, tus hijos?, ¿cómo va creciendo en años y en sabiduría?, ¿te acuerdas de los abrazos de tu mujer los cosquilleos qué sentías?, ¿te acuerdas de los desencuentros que hemos tenido y de la alegría que sentíamos cuando se arreglaban?, ¿cómo es que no te acuerdas del amanecer y el atardecer de cada día, del gran regalo que nos hace Dios?, claro como es todos los días y está ahí no nos damos cuenta de esa maravilla, ¿no te acuerdas de la fuente de vida del sol y la luna? Para terminar, le diría, pues todo esto y mucho más esta creado solo para ti y para mí, esto es Dios ¿o es que no te habías dado cuenta?

(De mi colaboración en revista parroquial nº 15 Villarrubia de Santiago)

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