Dios no existe, esto lo diría muchas
personas, amigos y conocidos nuestros. Son amigos que nos conocen desde hace
muchos años, hemos compartido alegrías y algunos sin sabores y saben del pie
que cojeamos. Podríamos tener una conversación, más o menos de la siguiente
forma, ellos nos dirían, ¡tú que crees en Dios, ¿qué piensas de cómo es posible
qué, tú Dios permita que haya guerras, que muchos millones de personas en el
mundo no tengan para comer, que haya personas mayores en muchos países
hacinados en lugares esperando la muerte y un largo etc. de desgracias!, yo, le
podría contestar, también, más o menos. Mi Dios, el Dios que, yo creo, es un
Dios compasivo un Dios de amor un Dios bienaventurado, un Dios que nos ha
creado a su Imagen y Semejanza y nos ha dado la gracia del libre albedrío y de
ser libres de pensar y de actuar de acuerdo a nuestro corazón, nos ha hecho tan
libres que podemos renegar hasta de Él ¿Quién puede hacer lo mismo?
A mi amigo le seguiría diciendo, todas las
desgracias que has enumerado y muchas más, no las ha creado Él, hemos sido
nosotros los que, con nuestra incomprensión, con nuestra bajeza moral y con
habernos olvidado de nosotros mismos y de lo que somos, hemos llegado a
olvidarnos de los demás.
Nuestra obligación en esta vida es solo una
amarnos a nosotros mismos para poder amar a los demás de la misma forma, lo
mismo que dijo nuestro Maestro Jesús “Amaras al Señor, tu Dios, sobre todas las
cosas, con todo tu corazón, toda tu alma y con todas tus fuerzas, y al prójimo,
como a ti mismo”.
Yo sé que Dios existe, le he visto y tú
también sabes que existe, aunque no lo creas, le seguiría diciendo a mi amigo,
¿no te acuerdas la sonrisa de tu nieta, y de esos ojos, a través de ellos es
como si se viera la vida?, ¿no ves la alegría de los padres de tu nieta, tus
hijos?, ¿cómo va creciendo en años y en sabiduría?, ¿te acuerdas de los abrazos
de tu mujer los cosquilleos qué sentías?, ¿te acuerdas de los desencuentros que
hemos tenido y de la alegría que sentíamos cuando se arreglaban?, ¿cómo es que
no te acuerdas del amanecer y el atardecer de cada día, del gran regalo que nos
hace Dios?, claro como es todos los días y está ahí no nos damos cuenta de esa
maravilla, ¿no te acuerdas de la fuente de vida del sol y la luna? Para
terminar, le diría, pues todo esto y mucho más esta creado solo para ti y para
mí, esto es Dios ¿o es que no te habías dado cuenta?
(De mi colaboración en revista
parroquial nº 15 Villarrubia de Santiago)
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