lunes, 24 de julio de 2017

Hsin Sin Ming

Todo se manifiesta en todas partes ante nosotros.
Cuando los límites objetivos se apartan de la visión.
Lo infinitamente pequeño es tan vasto como pueda serlo la inmensidad, cuando se olvidan las condiciones exteriores; lo infinitamente grande es tan pequeño como lo pueda ser lo infinitamente pequeño, cuando los límites objetivos se apartan de la visión.
Lo que es, lo mismo que lo que no es, lo que no es, lo mismo que lo que es.
Cuando este estado de cosas no llega a producirse, no os detengáis.
Uno en el todo, todo en el uno.
Si únicamente realizáis esto.
¡No os atormentéis respecto a vuestra imperfección!
El espíritu que cree en esto no está dividido, pues el espíritu que cree es individuo.
Por eso las palabras son impotentes, puesto que esto no pertenece ni al pasado, ni al futuro, ni al presente

martes, 18 de julio de 2017

Hsin Sin Ming

El fin último de las cosas, más allá del cual no pueden ir, no está limitado por reglas ni medidas; el espíritu en armonía (con el `Camino´) es el principio de identidad donde todas las acciones permanecen en un estado de quietud; las vacilaciones son apartadas totalmente y la fe justa es restaurada en su rectitud original; nada queda retenido ni hay nada que se deba recordar, todo es `vacío´, luminoso, y contiene en sí un principio de `iluminación´.
No hay trabajo, ni esfuerzo, ni pérdida de energía.
Hasta allí no alcanza el pensamiento, ni la imaginación puede evolucionar.
En el dominio más elevado de la verdadera esencia no hay ni «otro» ni «sí mismo».
Cuando se quiere dar una identificación directa, no podemos decir más que «no dos».
No siendo dos, todo es lo mismo, y todo lo que es, allí está comprendido.
En todas las partes de la tierra, los sabios comparten esta fe absoluta.
Esta fe absoluta está más allá del tiempo y del espacio, en ella un instante es diez mil años.
Poco importa, como estén condicionadas las cosas, sea por el “ser” o por el “no ser”.



jueves, 13 de julio de 2017

Hsin Sin Ming

Suelta la presa, deja a las cosas como están, su esencia ni se mueve ni permanece inmóvil.
Obedeciendo a la naturaleza de las cosas, estáis de acuerdo con ellas, pero cuando tus pensamientos están aferrados a ellas, os desviáis de la verdad.
Si deseáis recorrer el camino del ‘Gran Vehículo’, no mantengáis ningún prejuicio con respecto a los objetos de los sentidos.

Cuando ya no mantengáis prejuicios contra ellos, os identificaréis con la `iluminación´.
Los sabios practican la no-acción y los ignorantes se encadenan a sí mismos.
Aunque en el `dharma´ no hay individualización alguna, se aferran por `ignorancia´ a los objetos particulares y sus propios espíritus crean las ilusiones.
Ésta es la mayor de las contradicciones.


La `ignorancia´ origina el dualismo entre el reposo y el no-reposo.
Todas las formas de dualismo son inventadas por la propia `ignorancia´ del espíritu.
Son como visiones y flores en el aire y entramos en la confusión al intentar aferramos a ellas.
Si el ojo nunca duerme los sueños desaparecerán.
Si el espíritu mantiene su unidad, las diez mil cosas exteriores son de la misma esencia única.
Cuando las diez mil cosas exteriores son consideradas en su unidad retornamos al origen y seguimos siendo lo que somos.
Olvidando el porqué de las cosas, alcanzamos un estado situado más allá de la analogía.
El movimiento inmóvil es no-movimiento y la calma en movimiento no es calma.
Cuando ya no reina el dualismo la unidad no subsiste.

martes, 11 de julio de 2017

Hsin Sin Ming

No intentéis buscar la verdad, dejad de abrigar opiniones.
No os detengáis en el dualismo, evitadlo con cuidado.
En cuanto establecéis el bien y el mal, surge la confusión y el espíritu se pierde.
La dualidad existe debido al uno, pero no os aferréis ni siquiera a ese uno.
Cuando la unidad del espíritu no es turbada, las diez mil cosas del exterior no pueden ofenderlo.
Cuando de ellas no viene ninguna ofensa, es como si no existieran.
Cuando el espíritu no es turbado, es como si no hubiese espíritu.
El sujeto se calma en cuanto cesa el objeto, el objeto cesa en cuando el sujeto se calma.
El objeto es un objeto para el sujeto, el sujeto es un sujeto para el objeto.
Sabed que la relatividad de los dos reside, en último término, en la unidad del `vacío´.

En la unidad del vacío los dos son uno y cada uno de los dos contiene en sí a las diez mil cosas.
Cuando no se discrimina entre esto y aquello, no puede surgir una visión parcial y preconcebida.
La visión es calmada y de espíritu amplio, en ella nada es fácil y nada es difícil.
Las opiniones parciales son indecisas, cuanto primero se adoptan, más tarde desaparecen.
Al aferrarse a las pasiones se va más allá de los límites justos, lanzándose con seguridad por el camino equivocado.

miércoles, 5 de julio de 2017

Cuentos y fábulas de Buda

Ni tú ni yo somos los mismos
El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto amatarlo. Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó: - ¿No estás enfadado, señor?
-No, claro que no. sin salir de su asombro, inquirió:
- ¿Por qué? Y el Buda dijo:
-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.
El Maestro dice:

Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable.

domingo, 2 de julio de 2017

He aprendido…

Que la mejor aula de aprendizaje está a los pies de una persona mayor.
Que cuando estás enamorado, se nota.
Que cuando una persona me dice, “Tú me alegraste el día”, me alegra el día a mí.
Que un bebé que se duerme en tus brazos, genera el más profundo sentimiento de paz.
Que ser bondadoso es más importante que tener la razón.
Que nunca debemos rechazar el regalo de un niño.
Que yo siempre puedo orar por otra persona, aun cuando no tengo las fuerzas o los medios para ayudarlo de alguna otra manera.
Que no importa cuán serios nos obliga a ser la vida, siempre necesitamos un amigo para actuar estúpidamente.
Que algunas veces todo lo que una persona necesita es una mano para tomar y un corazón para entender.
Que simples caminatas con mi padre alrededor de la manzana en noches de verano, cuando yo era niño, hicieron milagros para mí como adulto.
Que la vida es como un rollo de papel; mientras más se acerca a su fin, más rápido se acaba.
Que deberíamos estar contentos que Dios no nos da todo lo que pedimos.
Que el dinero no compra la clase.
Que las pequeñas cosas de todos los días hacen la vida tan espectacular.
Que bajo la coraza más dura hay alguien que quiere ser apreciado y amado.
Que el Señor no lo hizo todo en un día. ¿Qué me hace pensar que yo puedo?
Que ignorar la realidad no cambia la realidad.
Que cuando planeas vengarte de alguien, sólo estás dejando que esa persona te continúe hiriendo.
Que el amor y no el tiempo cierran todas las heridas.
Que la forma más fácil de crecer como persona, es rodearme de gente más capaz que yo.
Que todos con los que te encuentras se merecen que los recibas con una sonrisa.
Que no hay nada más dulce que dormir con un bebé y sentir su aliento en tus mejillas.
Que nadie es perfecto hasta que te enamoras de esa persona.
Que la vida es dura, pero yo soy más duro.
Que las oportunidades nunca se pierden; alguien tomará la que dejaste pasar.
Que cuando te amarras a tu amargura, la felicidad amarrará en otro muelle.
Que desearía haberle dicho a mi padre que lo quiero, una vez más, antes de que falleciera.
Que debemos mantener nuestras palabras tiernas, porque mañana tal vez debamos masticarlas.
Que una sonrisa es una forma muy barata de mejorar la presencia.
Que no puedo decidir cómo me siento, pero sí puedo decidir qué voy a hacer al respecto.
Que cuando un recién nacido toma tu dedo meñique en su pequeño puño, estás enganchado de por vida.
Que todos queremos vivir en la cima de la montaña, pero la felicidad y el desarrollo ocurren mientras las escalas.
Que es mejor dar consejos en dos ocasiones: cuando te lo piden y cuando es una situación en que peligra la vida.
Que mientras menos tiempo tengo disponible, más cosas termino.