martes, 21 de junio de 2022

Cuentos Sufís - EL ENFERMO Y EL SUFI (6)

Lo hizo tan aprisa que nadie lo vio, excepto Dios. Pero Dios ve las faltas y las oculta hasta el momento en que el pecador hace desbordar la copa. "Embriagado por la agradable perorata del comerciante, el turco había olvidado completamente su apuesta. Dijo al comerciante: "¡Por favor! ¡Cuéntame otra historia pues tus historias son alimento para el espíritu!" "Entonces, el comerciante contó una historia tan graciosa que el turco se revolcaba de risa. Mientras reía, el sastre cortó otro trozo de tela y lo escondió en su casaca. El turco reclamó otra historia y el sastre le contó una, más graciosa todavía. El turco, con los ojos cerrados, perdió la noción de las cosas, ebrio de su risa y un tercer trozo de tela fue de nuevo birlado. "El Turco suplicó una vez más que le contase una historia, pero el sastre sintió piedad y se dijo: "¡Qué hombre tan apasionado por las historias! ¡El pobre no se da cuenta de nada!" "¡Por piedad! imploró el turco. ¡La última!" "¡Oh, imbécil! ¿Hay algo más peregrino que tú? "¡Ya basta, añadió entonces el sastre, pues si te cuento otra historia, tu tela será demasiado corta para que yo pueda hacerte un traje con ella!" "Tu vida es como ese tejido. El sastre del orgullo la corta con las tijeras de las palabras y tú le ruegas que te haga reír." Tal fue, pues, la respuesta del juez al sufí. Entonces dijo este último: "Dios podría fácilmente realizar todos nuestros deseos y saciar todas nuestras pasiones. ¿No puede transformar el fuego en rosas y la pérdida en ganancia? Hace salir la rosa de la espina y transforma el invierno en primavera. ¿Qué perdería no haciendo perecer a aquellos a los que ha dado el espíritu y la vida? ¿En qué le afecta que caigamos en las redes de Satanás? -Si no existieran lo dulce y lo amargo, respondió el juez, lo feo y lo hermoso, el guijarro y la perla, el ego, Satanás y el deseo, la prueba, la dificultad y la guerra ¿cómo podría Dios llamar a sus servidores? ¿Cómo podrías decir tú mismo? "¡Oh, hombre bueno! ¿¡Oh, hombre piadoso! ¡Oh, sabio!"? Si el maldito Satanás no existiera para cerrarnos el camino, ¿cómo sería posible distinguir a los fieles que están en los caminos de la verdad? Si así no fuera, la ciencia y la sabiduría se confundirían con la vanidad. La ciencia y la sabiduría se encuentran en el camino de la perversidad y si el camino fuera siempre recto, la sabiduría sería inútil. Bien sé, ¡oh, sufí! que no careces de madurez. Me haces esas preguntas para que los demás comprendan. Es más fácil soportar las pruebas de este mundo que, por ignorancia, quedarse lejos de la verdad. Pues estas pruebas son efímeras, mientras que semejante desgracia es eterna. La oportunidad se ofrece al que tiene el alma despierta."

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