La
comunicación con nuestro Ser Superior es en apariencia muy sutil, su voz al
principio se confunde con nuestros pensamientos y nos cuesta encontrar el modo
de conectarnos e iniciar el diálogo. No creo que exista una forma más adecuada que
otra, cada uno puede explorar su propio método. Pero como sé que
nos gustan las cosas concretas, te invito en los inicios a experimentar esta
meditación:
Escoge un lugar tranquilo y cómodo
(cuando tengas más práctica lo podrás hacer en cualquier lugar). Intenta que
sea una hora y un lugar donde no seas interrumpido. Pon una suave música y
prende un agradable incienso, alcanza un estado de relajación y meditación de
la forma que te guste, sino tienes ninguna, entonces simplemente cierra los
ojos y pon tu atención en la respiración. Por unos minutos siente como el aire
entra y sale de tu cuerpo, siente tu pecho expandirse a cada inspiración y
conéctate con la palpitación de tu corazón.
Cuando te sientas relajado, tranquilo y a
gusto, si lo deseas conéctate al centro de la tierra imaginando que, desde la base
de tu columna, chakra base, baja un cordón de luz que se ancla a ese centro,
entonces visualiza, siente o imagina un gran sol dorado sobre tu cabeza: ¡es la
presencia de tu Ser Superior!
De este sol baja un rayo de luz dorada
que entra por tu coronilla, baja por tu cuello y llega a tu corazón, cuarto
chakra, en donde se ancla. Siente como a cada latido de tu corazón tu cuerpo se
va llenando de energía dorada, tus órganos, tus huesos, tus músculos y tendones, el aire de tus
pulmones y todos tus fluidos se tiñen de energía dorada, hasta el punto en que
los poros de tu piel comienzan a emitir pequeños haces de luz dorada que te rodean.
Anclamos la energía del Ser Superior al
centro cardiaco, pues es allí donde mejor procesamos lo que nuestra divinidad tiene
que decirnos.
Mantén este estado por un momento. Siente
como la energía te baña por dentro. Siente la presencia de tu Ser Superior,
siente su Amor Incondicional, siente tu propia Divinidad activa, viva y
presente.
¡Felicitaciones! ¡La comunicación ha sido
restablecida!
Para una
primera experiencia, con estas indicaciones será suficiente. Repítela tantas
veces como desees. En lo posible, al principio replica las mismas condiciones
externas para la conexión. Éstas se transformarán en una verdadera ancla, que te
permitirá alcanzar cada vez con mayor rapidez el estado de comunicación, hasta
que llegue el día en que podrás activarlo en cualquier lugar y circunstancias.
Cuando te conectas
con tu Ser Superior, sientes su presencia “viva”, ya sea corporal o
emocionalmente, no tendrás dudas de que la conexión ha sido establecida,
incluso las personas que estén a tu lado pueden sentirse tocadas. De a poco, en
la medida que te vayas sintiendo cómodo con la conexión, podrás ir explorando
una forma más fluida para comunicarte. Si lo deseas, puedes nombre con el cual
comunicarte. Yo en ocasiones utilizo “Jascha”, nombre que me llegó en un sueño y que uso como pseudónimo para escribir. Puedes usar, si lo
deseas, un nombre que te agrade, que
te hayan dado en una iniciación o el que recibas en una meditación. Tener un nombre te permite tratar con soltura a tu divinidad, como tratas a un querido y
viejo amigo que te comprende y con
el cual puedes hablar cada vez de que lo desees.
Una vez que
te sientas a gusto con la conexión lograda, puedes iniciar el dialogo, al
principio quizás sólo recibas sensaciones, emociones o palabras sueltas. No te
desalientes, todas son maravillosas formas de comunicación. De a poco, puedes
ir agregando preguntas concretas sobre tu vida, sobre lo que te preocupa, sobre
tus inquietudes, sobre tus sueños. Ten por seguro que para tu divinidad no hay
temas triviales, pues todo lo que sucede en tu vida, es Su manifestación.
Si lo
deseas, puedes anotar lo que te llega o decirlo en voz alta y grabarlo, permite
que las palabras fluyan, sólo intenta no perder la sensación de sentirte
conectado con tu divinidad, recibe lo que salga de tu interior sin juzgarlo ni
filtrarlo. Recibido el mensaje, lo más probable es que tu mente comience a sembrar
dudas y puedes llegar a creer que tus respuestas han salido de ella misma. Es
natural que así sea, llevamos años escuchando nuestros pensamientos y desoyendo
lo que nuestra divinidad pueda decirnos, nos hemos acostumbrado a no darle valor
a la intuición, a nuestros primeros impulsos, a nuestra imaginación y a las
coincidencias. Siendo todas ellas, maravillosas formas de comunicación con
nuestro Ser Superior.
En lo
personal, he notado que cuando he canalizado, ya sea escribiendo o hablando,
las palabras brotan de mi interior sin procesamiento previo. No hay intención
en ellas, no hay selección de palabras adecuadas, simplemente salen de mi boca o
de mis dedos manifestándose en forma de una comunicación.
Por el
contrario, cuando hablo desde mi cabeza, busco las palabras adecuadas, elaboro
una idea antes de comunicarla, existe un espacio de tiempo, a veces
imperceptible, entre lo que pienso y lo que digo.
En todo
caso, más importante que detectar de donde vienen las respuestas, es detectar
qué es lo que esas palabras provocan en ti. Todo mensaje proveniente de tu
sabiduría interna nos llenará de amor y esperanza, nos cobijará con un manto protector
y, aunque es posible (muy posible), que a veces las palabras no
nos gusten, están dichas con la más profunda claridad y la más elevada de las
intenciones. Luego de los primeros mensajes, que al inicio parecerán más
monólogos que diálogos, puedes ir replicando y manteniendo una conversación más
fluida. Pronto te sorprenderás de comprobar no sólo con la soltura que puedes
hacerlo, sino también, la cuota de humor que por lo general se manifiesta en
estos diálogos.
En algunas
ocasiones puedes sentir el mensaje como un regaño, no te preocupes pues con toda
probabilidad eso sólo tiene que ver con la forma que nos hemos acostumbrado a
que nos trate la autoridad y si bien nuestra divinidad no es de una jerarquía
superior a nosotros, sí tenemos la tendencia a tratarla como un superior
olvidando que estamos escuchando nuestra propia voz. Recuerda que tu Ser
Superior no tiene un plan determinado para ti, así que no podría regañarte por
algo que hagas o dejes de hacer. Si bien muchas veces podría empujarte a soltar
y avanzar, diciéndote frases del tipo: ¿Hasta cuándo
me preguntas lo mismo?, ¡Ya sabes la respuesta!, ¡No me preguntes
si no vas a escuchar la respuesta! En otras
ocasiones, puede ser que inicies el
diálogo con un tema y la conversación se desvié a otro, por lo general son asuntos que no cuesta afrontar
y que no nos animamos a
plantear directamente.
Una vez que
hayas adquirido práctica y te sientas más seguro, puedes comenzar la
comunicación en cualquier parte y de cualquier forma sin que necesites de un
lugar especial ni condiciones específicas para hacerlo. Podrás iniciar el dialogo
conduciendo, trabajando, duchándote, haciendo los quehaceres del hogar,
disfrutando de un paisaje o en medio de una reunión.
¡No
necesitas ni protocolo ni rituales para conversar contigo mismo!
Otra forma
muy potente y efectiva de comunicación, es hablar con nuestra divinidad justo
en el momento en que nos estamos quedando dormidos. Al caer en estado de sueño,
nuestra mente se relaja y puede ser que tengamos un sueño relacionado
con lo que hemos preguntado o que despertemos con una claridad y certeza que no
teníamos al momento de dormirnos. Para comunicarte de esta forma no necesitas
ni tiempo ni tranquilidad, pues todos a alguna hora nos vamos a la cama y
flotamos en el sopor previo a caer dormidos. Aprovecha tus noches,
lo que decretas justo antes de quedarte dormido viaja a manifestarse sin que la
mente contramanifieste, como suele hacerlo sembrando la duda al instante
seguido de formular una intención.
Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha