Por siglos y siglos tu cerebro ha sido
amaestrado, se te ha dicho en qué puedes creer y en qué no creer, cómo tienes que
pensar y cómo no tienes que pensar. Te han matado,
crucificado, ridiculizado, quemado y torturado
cada vez que has osado poner en duda lo que te han dicho, de a poco has ido
cercenando tu imaginación y frenando tu sana
curiosidad por los misterios del ser.
Claro, en apariencia es más fácil y cómodo que
te digan qué es correcto y qué no lo es, en qué debes creer y en qué no debes
creer, mejor aún si te dicen quién debes ser y quién no debes ser, así
pareciera que el viaje de la vida es más tranquilo y certero. Naces y si vives
como te han dicho que has de vivir, entonces, cuando te mueras puede que tengas
suerte y te vayas a al cielo. Hermoso modelo de la existencia, que parece
explicarlo todo, entonces, ¿por qué no logra calmar tu desosiego?
Estás entre el grupo de valientes que se
atreven a dudar, te has atrevido a cuestionar, a poner en tela de juicio lo que
te han enseñado, quizás hasta te hayan discriminado y criticado por osar a ir
más allá de lo que tu entorno se atreve a mirar. Lo hiciste y sin duda eres un
valiente, pero habiendo soltado viejas creencias, asustado como estás, corres a
refugiarte en nuevas creencias que te permitan liberarte de esas que tanto
dolor te causaron, esas que intentaron engañarte y convencerte que algo malo
había en ti y que tenías que ser salvado, iluminado o perdonado.
El viaje a tu interior es vertiginoso y lleno
de sorpresas, has de ser un intrépido para no dejarte atrapar por nuevas creencias.
Quieres seguridad y te abrazas como un ahogado
a un leño y te sientes aliviado de haber encontrado
algo que te ayude a soportar la angustiante sensación de falta de apoyo. Ahora
crees saber cómo es el Universo, cómo es la vida y quién eres tú.
Aprendes nuevas respuestas para viejas
preguntas y antes que te des cuenta estás profetizando, evangelizando, convenciendo,
separando a quienes están en el camino
correcto y quienes no lo están. Sin percatarte
que todo ese daño que infringes, en el fondo te lo estás haciendo a ti mismo al
ponerte límites una vez más. Pero es tan fuerte tu temor de soltar ese tronco
que por fin parece protegerte, que te olvidas de los tesoros que puedes
encontrar, si te atreves a lanzarte a las profundidades de tu ser.
Si sientes que tienes respuestas a las grandes
verdades de la existencia, preocúpate. Si sientes que has llegado, preocúpate.
Si tienes sólidos argumentos para defender tus
creencias, preocúpate. Si crees que estás
escuchando la voz pura de tu ser, preocúpate. Si piensas que tu verdad es más certera
y valiosa que la de un hermano, preocúpate. Si crees que lo que piensas, no son
creencias, sino verdades, preocúpate.
Dentro de ti hay tantas y tantas voces
hablando al mismo tiempo, argumentando, convenciéndote, criticándote, alentándote
y asustándote. Esas voces tienen tantos
orígenes como estrellas el firmamento. El
camino hacia tu Ser está nublado de esas estridentes voces que te alientan a detenerte,
aprende a desconfiar de lo que oyes dentro de tu cabeza. Cuando creas tener
algo claro, sacúdete y cuestiónalo.
Sé que te cansas y que te gustaría encontrar
esas verdades, pero créeme el sendero a tu interior no tiene ruta establecida,
tu eres el pionero, nadie podrá decirte cómo
llegar. Podrás encontrar compañeros de ruta,
incluso amorosos guías dispuestos a ayudarte, pero más temprano que tarde te
darás cuenta de que vuestros senderos se separan y que caminas solo, temeroso y
a la vez emocionado, intentando llegar al encuentro de ti mismo.
Tranquilo, no quiero asustarte, sino más bien
impulsarte, porque eso es lo que me has pedido y me gusta satisfacer tus
peticiones. No me hagas mucho caso, finalmente, soy
sólo otra voz dentro de tu confusa mente, si
la sigues o no, es tu elección. Recuerda que soy una compañía pasajera y que
más temprano que tarde me pedirás que te libere, para poder continuar TU
sagrado camino.
Quizás algún día descubras que no hay metas,
sino sólo senderos y liberado de la presión de llegar a un lugar, aprendas a
disfrutar de la aventura de recorrer el espacio
infinito de tu maravilloso Ser. Espacio que no
te puede ser descrito, explicado ni cuestionado por humano alguno, pues sólo
tú, bello Creador, tienes la llave para abrir la puerta última que te permite
llegar a descubrir la perfección de Ser quién eres.
Conversaciones con mi Ser Superior – Jascha
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar y hacer más grande esta página.