Los cuerpos tienen una disposición en círculo y en el cuerpo humano se dan principio y fin. Platón completa el círculo en el “Fedón”, cuando dice: “¿Hay alguna cosa contraria a la vida o no? Sí, la hay, dijo. ¿Qué es? La muerte”. Pero también la muerte tiene su contrario, lo inmortal.
Aristóteles
escribió: “Dicen que los
principios de las cosas están dispuestos en parejas de contrarios…”.
La mayor parte de las cosas humanas son parejas de opuestos: lo blanco y lo
negro, lo dulce y lo amargo, el bien y el mal… Alcmeón sostiene que la base de
la salud es el equilibrio (ísanomian) de los poderes (dynámion); equilibrio
entre los dos polos que tienen todas las cosas.
Hay
que mantener siempre abiertos los sentidos a los aspectos irracionales de la
conciencia; pero sin perder de vista el lado racional, ya que sería invitar a
la enfermedad. En el inconsciente coexisten lo bueno y lo malo, al igual que la
naturaleza es hermosa y terrible a la vez. Decía Jung: “De lo malo me ha llegado mucho bien
(…) es solo al aceptarlas (las cosas) cuando podemos asumir una posición hacia
ellas (…) Así que ahora pretendo jugar al juego de la vida siendo receptivo a
lo que venga…, bueno y malo, sol y sombra (…) y aceptar mi propia naturaleza
con sus lados positivo y negativo (…) Sustentando los opuestos podemos
exponernos a la vida en toda nuestra humanidad”.
Sócrates
nos enseña que la naturaleza humana participa de lo divino. El Tao nunca para,
es fluir permanente. Lo divino está en permanente movimiento, es el Todo, la
Unidad, y en lo divino no existe la polaridad. Jenófanes de Colofón dice: “pues él todo entero ve, todo entero
piensa, todo entero siente…”. Más tarde Séneca diría: “Es la naturaleza la que me da todo
esto… Todas las veces que quisieres te es lícito cambiar el nombre del autor de
nuestros bienes… Todos los nombres que te plugiere* darle le vendrán bien como
que signifiquen una potencia o efecto celestial…”
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