martes, 20 de febrero de 2024

Meditaciones - Marco Aurelio

Un remedio vulgar, pero práctico para despreciar la muerte consiste en pensar en los ancianos, que son los que más apego tienen a la vida. ¿Qué ventaja tienen, pues, sobre los que mueren jóvenes? Todavía deben encontrarse en algún sitio las tumbas de Cadiciano, de Fabio, de Juliano, de Lépido, y de otros muchos que, después de haber llevado a tantos a la hoguera fúnebre, fueron conducidos en su momento
también. La vida es corta de duración, y aun así, ¡en qué miserias, en qué sociedad, en qué cuerpo tan mezquino tiene lugar! Luego, ¿qué interés puedes tomarte en ella?
Considera el inmenso abismo de los tiempos que hay detrás de ti y el infinito que se te
abre delante; en esta inmensidad, ¿qué diferencia puede haber entre el niño de tres días
y el hombre que tenga tres veces la edad del Gerenio? Sigue siempre el camino más
corto, que es el de la Naturaleza. Le seguirás si todas tus acciones y todas tus palabras
están inspiradas únicamente por la razón. Esta línea de conducta te ahorrará muchas
penas, muchas contrariedades, y no te dejará obrar con astucia e hipocresía.

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