Cuando Mohammed Alp Ulug Harezmshah hubo tomado por
asalto la ciudad de Sebsvar, los ciudadanos imploraron su piedad:
"¡Oh, sha! Somos tus servidores. Perdónanos la
vida y pagaremos el tributo que exijas. ¡Perdónanos la vida, aunque no sea más
que por unos días!"
El sultán les respondió:
"Hay entre vosotros un hombre llamado Abu Bekr.
Mientras no me lo hayáis traído, vuestra vida sólo penderá de un hilo. Si
fracasáis, ¡os pasaré a todos a cuchillo!"
Un hombre trajo entonces una bolsa de oro y dijo:
"¡No nos pidas tal cosa pues, en nuestra
ciudad, no existe nadie con ese nombre! ¡Es como si buscases polvo en el fondo
de un río!"
Sin dirigir la menor mirada a la bolsa de oro, el
sultán dijo:
"¡Oh, adoradores del fuego! No esperéis
salvación si no me traéis a ese Abu Bekr. ¡No creáis que me contentaré, como un
niño, con bolsas de oro y de plata!"
Los habitantes de Sebsvar se pusieron, pues, a
registrar hasta los menores rincones de la ciudad, con la esperanza de
encontrar a aquel hombre. Después de tres días y tres noches de búsquedas,
acabaron por encontrar a un hombre llamado Abu Bekr. Era endeble y flaco y
vivía, enfermo y afligido, en medio de los escombros.
"¡Ven aprisa! le dijeron los ciudadanos, ¡el
sultán te reclama! Sólo tú puedes salvar nuestra ciudad del degüello.
-Si tuviera fuerza para caminar, replicó el hombre,
habría abandonado este lugar desde hace muchísimo tiempo. ¡No me habría quedado
entre mis enemigos y habría ganado lo más aprisa posible el país del amigo!"
Entonces, colocaron a Abu Bekr en un féretro y lo
llevaron al sultán.
Este universo es como la ciudad de Sebsvar. Muchos
hombres de Dios están extraviados en él y Dios, como el sultán de Harezmshah,
pide al pueblo un corazón puro. El profeta dijo: "Dios no mira vuestra
apariencia. No busquéis más que la pureza del corazón." Sólo los hombres
de corazón merecen Sus miradas.
Tú te has creído un hombre de corazón y te has
vuelto orgulloso. Así es como te has salido del camino de los hombres de
corazón.
Tú dices al sultán: "¡He aquí un corazón puro!
¡Es lo mejor que puede encontrarse en la ciudad de Sebsvar!"
Te responderán: "¡Esto no es un cementerio!
¿Por qué me traes un cadáver?
¿No existe un corazón puro junto al cual se refugien
los ciudadanos?"
No olvides que los corazones puros están disimulados
en este universo, pues la luz es lo contrario de la oscuridad.