lunes, 30 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (9)

Mientras caminaba por el palacio se dio cuenta que el hecho de que fuera emperador de China ya no tenía importancia para nadie.
A las personas solamente les preocupaba su sufrimiento, su miseria y su miedo. Franqueó la puerta principal del palacio y se adentró en Lo Yang, cruzándose con gente que caminaba como en una niebla.
Nadie le reconocía.
Quiso ayudar a alguien... pero la persona se puso a gritar tan fuerte que tuvo que dar un paso hacia atrás y dejarla. ¿Qué podía hacer?
Intentó socorrer a un niño sacándolo fuera de las ruinas, pero el niño chilló y pataleó con rabia, por lo que tuvo que volver a llevarlo cerca de los escombros bajo los cuales yacían sus padres.
Unos soldados saqueaban aquí y allá; cuando el emperador les gritó que se detuvieran, desenvainaron sus sables porque no le reconocían debido al polvo que cubría sus ropas... y tuvo que huir.
En un momento la tierra se había tragado la capital, había hecho perder todo su poder al emperador y creado una locura de miedo y desesperación.
Pasando por encima de los cuerpos y de las piedras, atravesando las ruinas, que ardían todavía, el emperador volvió a su palacio. Franqueó los muros derruidos y se dirigió a su jardín, que estaba milagrosamente intacto: ni una flor, ni una gota de agua faltaba, como si la mano del gigante que había devastado todo lo demás hubiera respetado ese lugar. Bebió el agua del arroyo, se sentó en el suelo y lloró amargamente. ¡Qué inútil se sentía... ni ejército, ni ministros, su esposa emperatriz aplastada en las ruinas del palacio, sus hijos desaparecidos, Lo Yang arrasada!
¿De qué era emperador ahora?
¿Y qué había sucedido con el resto del país?
Ya no había poder.
El ejército se había vuelto insensato, saqueando y robando; ¿cómo saber si las provincias del sur le habían permanecido fieles? ¿Cómo hacer saber a todos que estaba vivo?
Lloró más amargamente que nunca.
De pronto se estremeció, pues una mano se había puesto en su hombro.
Allí estaba el viejo Sabio, de pie, y el emperador, presa de una intensa cólera, se puso a gritar:
-Mira, ya no hay palacio, ni ciudad, mi esposa y mis hijos han muerto. El poderío de mi país ha sido devastado por un seísmo.
Tu preciosa naturaleza lo ha destruido todo. ¡No queda nada, no tengo valor!
El Sabio le miró a los ojos.
El emperador gritaba y gesticulaba, quería casi empujar y golpear al Sabio, pero una fuerza impedía que su brazo se levantara... se desvaneció con una gran agitación.
El Sabio se sentó a su lado, esperó a que hubiera recuperado el sentido y le dijo:
-¿Qué vas a hacer?
El emperador, desesperado, se encogió de hombros y dijo:
-No lo sé.
-¿Qué quieres decir con "no lo sé"? ¡Tu cuerpo está vivo, tienes trabajo que hacer, tienes una función que cumplir! El emperador gritó: -Ya no tengo nada, todo mi dinero está sepultado bajo el palacio, no puedo pagar a los soldados, que saquean la ciudad. No sé qué aspecto tiene le resto del país. ¿Qué puedo hacer? El viejo Sabio se levantó y le dijo: -Levántate.
El emperador se incorporó. -¡Mira ese águila en el cielo!
El emperador levantó los ojos: -¿Qué águila? Y el Sabio lo empujó al agua del arroyo. El agua estaba fría; el emperador se sorprendió; miró al viejo
Sabio y se puso a reír:
-¡Nadie más que tú me trata de este modo!
¡Solamente tú permites que me sienta un ser humano! ¡Ayúdame! –¿Qué quieres saber?, preguntó el Sabio.
-¡Ayúdame a reconstruir este palacio, esta ciudad!
Yo no puedo ayudarte, respondió el Sabio.
-¿Qué quieres decir con eso? –Soy un Sabio, puedo ver el pasado y el futuro, puedo comprender lo que ocurre, pero no puedo ayudarte.
El emperador le dijo: -No te comprendo.
El Sabio prosiguió: -Un vidente puede ver solamente; puede ayudar a los demás a utilizar los instrumentos de que disponen, pero no puede ni obligarlos, ni hacer el trabajo por ellos.
-¿Por qué estoy yo aquí?, preguntó el emperador, ¿por qué he venido yo a esta tierra, cuál es la utilidad de todo eso? Vengo, muero; vuelvo, muero... ¡No tiene sentido! ¡Mira toda esa devastación!
El Sabio manifestó: -No pretendas saber por qué estás aquí, eso no tiene la menor importancia.
El emperador gritó: -¡Necesito saber por qué estoy aquí, de lo contrario no puedo reconstruir nada, no puedo comenzar de nuevo!
–Es ridículo, dijo el Sabio. ¿Pregunta un bebé antes de aprender a andar por qué está allí?
¿Pregunta de dónde viene antes de aprender a hablar?

¿Pregunta un lactante por qué ha nacido antes de empezar a comer? ¡No  estúpido! No tienes necesidad de saber de dónde vienes. Muchas personas utilizan este tipo de juegos mentales para evitar mirarse de frente, para no servirse de los instrumentos que tienen a su disposición. Huyen de la realidad presente diciendo "si pudiera saber de dónde vengo, entonces sí podría"; pero esto no tiene ningún sentido. Este tipo de no, tiene más valor que Lo Yang hoy, ¡es una huida!

jueves, 26 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (8)

El emperador regresó a su dormitorio.
Había pasado todo el día en el jardín con el viejo Sabio y tenía la impresión de haber estado allí durante semanas...
Había visto, escuchado y asimilado todo cuanto había podido.
Se acostó en su cama, se tapó con la manta y se durmió.
Los sueños le invadieron; se vio paseando por un bosque entre árboles, pájaros e insectos; luego sintió que el bosque temblaba como si de un gigante caminara cerca de él; los animales se pusieron a correr despavoridos, los pájaros fueron lanzados al aire, el bosque tembló aún más; tuvo miedo; el bosque sufrió sacudidas cada vez más fuertes y el emperador se despertó. Su palacio temblaba... Las puertas se habían caído, los muros comenzaban a agrietarse y a derrumbarse.
Oyó gritos que provenían de la ciudad de Lo Yang.
Quiso ponerse de pie, pero las ondas sísmicas que sacudían el palacio le clavaron en el suelo y no pudo desplazarse más que a gatas.
Ni un sirviente estaba a la vista, excepto uno que vio aplastado bajo una estatua.
Avanzó hasta la entrada y vio que la gente corría en todos los sentidos, empujándose y tropezando unos con otros.
El pánico alcanzaba su punto culminante, todo el palacio vacilaba y se derrumbaba con estrépito.
El emperador trepó hasta su habitación, se prostró ante el altar de sus antepasados y esperó. Pronto se detuvo el estruendo y el temblor... Un silencio sepulcral se apoderó del lugar. El aire estaba cargado de polvo.
El fragor volvió a empezar de nuevo y el emperador escuchó gritos y alaridos. Esta vez el ruido era más sordo y todo el palacio parecía desplazarse como si tuviera piernas. Luego el emperador escuchó la palabra
"fuego", gritada en las calles de Lo Yang, seguida del crepitar de las casas en llamas; el fragor continuaba. Los muros y los techos del palacio caían alrededor del emperador, el cual permanecía postrado ante su altar. No rezaba, no decía nada, sintiendo solamente que si hubiera estado dispuesto a pasar al otro mundo. Ese habría sido el momento ideal. Después de un rato, que le pareció una eternidad, el estrépito cesó. Esperó... ya no caía nada más.
Se puso en pie con precaución.
En torno suyo pudo ver restos de granito y de mármol, estatuas rotas, paredes y columnas derrumbadas. Se sacudió el polvo de sus ropas y pasó por encima de los escombros que le rodeaban.
Entonces oyó a una mujer en la habitación de la emperatriz que pedía ayuda... No pudo sacarla de los escombros y, como no había nadie vivo que pudiera ayudarle, tuvo que dejarla. Fue hasta el balcón, cuya barandilla había desaparecido, y miró la ciudad de Lo Yang: no quedaban más que ruinas; sus construcciones se habían venido abajo y el fuego las consumía.
Las lágrimas le brotaron de sus ojos; se preguntó cuántas ciudades chinas habrán sido destruidas también.
¿Se trataba del fin del mundo, del gran cataclismo del que el viejo Sabio había hablado el día anterior?
¿A qué podía achacarse semejante catástrofe?
¿Por qué una ferocidad semejante por parte de la naturaleza?
¿Por qué esas piernas aplastadas bajo grandes piedras, esas gentes corriendo por las calles con sus vestidos ardiendo?

Se sintió desesperado e impotente. ¿Qué hacer? ¿Por dónde comenzar?

martes, 24 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (7)

El emperador reflexionaba mirando al estanque. Todo esto era nuevo para él y muy importante. Era consciente de que esa comprensión iba a cambiar su vida, de que no cambiaría la vida de los demás, pero que podía ayudarlos a que ellos mismos la cambiaran.
Se volvió hacia el viejo Sabio y le dijo:
-He constatado, observando la plaza del mercado, que hay mucho tráfico en un lugar determinado; cuando la gente se va por la tarde algunos caen y se hieren. Es preciso que envíe a un guardia para que regule la circulación.
–Quieres protegerlos, dijo el Sabio, ¿por qué quieres protegerlos? –Porque es necesario que vuelvan a sus casas sin daños.
-¡Eso viene a significar que son un grupo de idiotas, que no son capaces de hacer cosas por sí mismos! ¿Cuántas leyes has hecho porque pensabas que tus súbditos eran incapaces de protegerse a sí mismos?
–Pero esto sería un caos sin leyes, repuso el emperador.
–Es cierto, cuanta más gente hay, más leyes se promulgan. Sin embargo, debes aprender a vivir por ti mismo y a funcionar sin leyes. Debes aprender a vivir en un mundo regido por una sola gran Ley. Donde quiera que mires, en la naturaleza se aplica, se aplica la misma Ley.
–Enséñamela, pidió el emperador.
–Primero, dijo el Sabio, puedo enseñarte a vivir por encima y más allá de las leyes, aunque deberás continuar haciéndolas para aquellos que no están todavía preparados para vivir sin ellas. ¿Puedes vivir con esta idea?
El emperador reflexionó un momento y dijo: -No lo sé.
No obstante, es fácil, dijo el Sabio: el águila que está en el cielo no sabe nadar, el pez no vuela, la mariposa no coge azufaifas. Todos utilizan su energía. Comprende que tú puedes dictar las leyes y al mismo tiempo permanecer al margen de ellas. De establecer leyes porque las personas no tienen intuición, no saben vivir naturalmente. Las plantas, las cañas, las rocas, los animales sí saben vivir. Sienten cuando va a producirse un temblor de tierra, cuando se prepara una tempestad y actúan en consecuencia. Una planta que vive cerca del océano se asegura que sus raíces se introduzcan profundamente para no ser arrancada por el viento. El hombre que sabe escuchar su intuición ya no necesita leyes.
–Pero todo el mundo no puede tener intuición...
–De eso hablaremos mañana, dijo el Sabio.
–Un momento, dijo el emperador, tú me has hablado de esos hombres y de esas mujeres sabias y fuertes que son como el hilo que forma la trama del mundo. Me has dicho que si expresaba la energía que hay en mí, quizá pudiera vivir en un cuerpo más fuerte todavía y percibir otras cosas. ¿Cómo podré yo saber cuándo habré experimentado todo y que ya no tendré que pasar por la experiencia de estar en un cuerpo?
– Créeme, dijo el Sabio, lo sabrás. ¡Pero si me haces esa pregunta... es porque el momento no ha llegado todavía!
El emperador regresó a su dormitorio.
Había pasado todo el día en el jardín con el viejo Sabio y tenía la impresión de haber estado allí durante semanas...
Había visto, escuchado y asimilado todo cuanto había podido.
Se acostó en su cama, se tapó con la manta y se durmió.
Los sueños le invadieron; se vio paseando por un bosque entre árboles, pájaros e insectos; luego sintió que el bosque temblaba como si de un gigante caminara cerca de él; los animales se pusieron a correr despavoridos, los pájaros fueron lanzados al aire, el bosque tembló aún más; tuvo miedo; el bosque sufrió sacudidas cada vez más fuertes y el emperador se despertó. Su palacio temblaba... Las puertas se habían caído, los muros comenzaban a agrietarse y a derrumbarse.
Oyó gritos que provenían de la ciudad de Lo Yang.
Quiso ponerse de pie, pero las ondas sísmicas que sacudían el palacio le clavaron en el suelo y no pudo desplazarse más que a gatas.
Ni un sirviente estaba a la vista, excepto uno que vio aplastado bajo una estatua.
Avanzó hasta la entrada y vio que la gente corría en todos los sentidos, empujándose y tropezando unos con otros.
El pánico alcanzaba su punto culminante, todo el palacio vacilaba y se derrumbaba con estrépito.

El emperador trepó hasta su habitación, se prostró ante el altar de sus antepasados y esperó. Pronto se detuvo el estruendo y el temblor... Un silencio sepulcral se apoderó del lugar. El aire estaba cargado de polvo.

domingo, 22 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (6)

Recuerda que las personas deben experimentar lo que viven. Si sientes pena o lástima de los demás, te identificas con ellos, te haces una parte de los que ellos son y entonces no dejas que tu energía se desarrolle al máximo.
-¿Qué es la energía?, preguntó el emperador.
–Ah..., de eso te hablaré más tarde; antes es preciso que tengas la base necesaria, que puedas percibir lo que eres.
Me has mostrado los cambios del mundo;  ¿veré algún día tales sucesos?
¿Qué aspecto tendrán?
–Será lo mismo que la última vez.
-¿Habrá un grupo de sabios que sabrán lo que va a pasar? –Sí. -¿Prepararán a otros individuos? –Sí.
-¿Formaré yo parte de ese grupo? –Puede que sí o puede que no. -¿Quiere eso decir que sin una cierta sabiduría podría morir?
–No, morir no, renovarte. Si en ese momento eres un roble... y si la parte inferior de tu tronco está en mal estado, quizás experimentes la necesidad de renovarte. O si eres una vieja águila que ya no puede volar, o un diamante lleno de resquebrajaduras que ha perdido su fuerza... aunque ese diamante haya sido diamante, como el águila, águila y el roble, roble..., cada uno está preparado para nuevas experiencias.
Reconoce que estás aprendiendo a utilizar tu poder y que para utilizarlo al máximo no debes dejar que la energía de los demás controle la tuya.
Puedes percibir a los demás, puedes aprender de ellos, pero mantén una actitud de observación.
¿Qué debo pensar de todo lo que me explicas?, dijo el emperador. ¿Cómo saber que no estás intentando inducirme al error, reírte de mí, confundirme?
-¿Qué ganaría yo con ello? No tengo nada que ganar, dijo el Sabio.
Yo no voy a convertirme en emperador, no me darás grandes riquezas.
¿Qué podría ganar yo con eso? No hables a nadie de lo que acabas de escuchar, guárdatelo para ti. Aprende que las inspiraciones, las visiones interiores, las intuiciones que puedas tener, son tus diamantes, tus joyas, que se convierten en tu fuerza, en tu realización y en tu plenitud.
Cuando estés sentado en tu corte y muchas personas vengan hacia ti, obsérvalas. Si vienen de la región que ha sufrido inundaciones, edúcalas; si vienen a reclamar dinero, enséñalas a trabajar.
No hagas tú lo que deban hacer ellos. Y de esta forma yo podría mostrarte la luz, la energía, los recursos de tu ser que todavía ignoras. –
¿Pero yo puedo conocerlos? Dijo el emperador.
–Yo podría enumerártelos de diversas maneras... dijo el Sabio.
Pero, ¿podemos meter un rebaño de elefantes en una pequeña habitación?
Comprende que yo te enseño todo lo que puedes entender en la actualidad...
Pero es preciso que la enseñanza sea progresiva; a medida que crezcas, que permitas a tu cuerpo, a tu corazón y a tu cerebro funcionar mejor, yo podré proporcionarte más; cuanto más recibas, mejor comprenderás a los que te rodean y a la naturaleza.
¿Te quedas bajo un árbol que se va a caer?
-¡Sería una insensatez, naturalmente que no!, dijo el emperador.
-¿Y si no sabes que el árbol va a caer? –Ah, dijo el emperador, quieres decir que yo podría no saber que el árbol se va a caer... ?
–Tú puedes formar parte de todas las cosas, afirmó el Sabio. Cuando una anciana achacosa se dirija a ti, no la metas en una residencia para personas mayores. Ayúdala a aprender a utilizar lo que tiene. Si sus piernas apenas se mueven, sus brazos tampoco y tú le dices: "Vieja señora, has tenido una larga vida, necesitas que te cuiden, voy a enviarte a una casa al sol, al sur del país", ella será feliz... entonces cien ancianas más acudirán a ti. Si, por el contrario, le dices: "¡Mañana tomarás un baño frío, comenzarás a salir a pasear todos los días y a hacer trabajar a tu cuerpo!", podrá mejorar si lo hace... , pero tú no verás acudir a ti una muchedumbre de ancianas que buscan hacerse dependientes. Tú enseña a las personas a ayudarse a sí mismas. Dales los instrumentos necesarios, pues sabes que tienen capacidad para utilizarlos.
–¡Enséñame a utilizar tus propios instrumentos!, pidió el emperador. –
¿Cómo voy a enseñarte a manejar instrumentos que precisan siete manos para empuñarlos?
-¿Y entonces qué haces tú para usarlos?, preguntó el emperador.
-¡Es fácil, contestó el Sabio... y de pronto le aparecieron siete manos! Oh, exclamó el emperador, yo no puedo hacer eso.

–Sí podrías... todo lo que puedes concebir es realizable, afirmó el Sabio.

jueves, 19 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (5)

El emperador dijo: -¿Qué ocurre con las leyes del país, debo eliminar todo y volver a empezar de nuevo?
–No, dijo el Sabio, gobierna a las gentes de tu imperio como un jardinero gobierna su jardín. El jardinero permite que sus plantas crezcan sin intentar convertirlas en lo que no son. El no mira la roca en la que estás sentado para decirle: "¡No me gusta lo que eres, no me gusta el color que tienes, debes convertirte en roca de jade!". Al pájaro que está en el árbol el jardinero no le dice: "¡Deberías ser un águila, voy a transformarte en águila!". Tú no puedes transformar ni al gorrión en águila, ni al barrendero en emperador, ni hacer la felicidad de los demás por regla general. Los individuos son vibraciones, son una energía que elige un cuerpo, viven en ese instrumento y lo utilizan. Tú, en tu comedor, utilizas cubiertos para comer, pero tu mozo del establo emplea las manos. Si viene a tu comedor, llenará su estómago como tú, pero necesitará un baño después de haber comido, mientras que tú permanecerás limpio. Lo mismo sucede con la energía: entra en tu cuerpo y ese cuerpo puede parecerse a cualquier otro.
Mira los ministros que te rodean: todos tienen dos brazos, dos piernas y dos ojos, salvo raras excepciones; todos tienen aproximadamente el mismo cuerpo, mas todos son diferentes.
¿Por qué uno es un gran intelectual y el otro no?
¿Por qué tu mago puede mover los objetos con la fuerza de su mente? Cada persona es una energía. La energía que hay en cada uno sabe cómo utilizar todo lo que allí hay y lo hace mediante las experiencias que el individuo vive en cada una de las etapas de su vida.
-¿Quieres decir con ello que ya he vivido antes?
–En cierta medida, contestó el Sabio; es una forma de abordar el problema; lo que hay que comprender ante todo es que tu energía será capaz la próxima vez de absorber algo diferente.
–¿Pero cómo lo malo puede ser una energía útil?, preguntó el emperador.
–Lo que llamas malo es una energía. Puedes matar a miles de personas, incluso a millones, sin que eso sea "malo".
¿Por qué habría de ser malo?
Tú matas a millares de moscas, miles de animales y de plantas para comer.
¿Cuál es la diferencia entre su energía y la de un hombre?
-¡Pero es hombre es como yo! -¿No crees que un tomate podría decir lo mismo de otro tomate? El hecho de comprender eso es importante. No se trata de predicar ni de intentar difundir esa sabiduría por el mundo; se trata de observar estas cosas y de que se conviertan en una parte de tu ser.
De esa manera podrás vivir en el mundo sin miedo, sin frustración, sin cólera y sin juzgar, porque habrás aprendido a observar. Esta capacidad de ser testigo, sin identificarte con cada situación, te da un poder inconmensurable.

Mira ese roble inmenso que domina el jardín; los pájaros anidan en sus ramas. Mira el águila que observa todo lo que ocurre debajo de ella.

lunes, 16 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (4)

La vida está en todas partes.
Mira la hierba, las flores, los árboles, los pájaros, los insectos, los animales... Viven su ciclo, aprenden, evolucionan.
–Pero el hombre está más avanzado, es más inteligente, dijo el emperador.
-¿Quién dice eso?, preguntó el Sabio. ¿Cómo sabes tú que el hombre está más arriba o más abajo que el reino mineral? El reino mineral no se queja, no intenta apropiarse de las cosas ajenas, no mata a otros individuos; hace todas las cosas con sencillez, en consonancia con la naturaleza que le rodea. ¿Estás tú muy seguro de que el hombre está más arriba en el plano terrestre... y que no vas a convertirte en roca?
El emperador respondió: -Eso me parece impensable.
–Tu pensamiento es limitado. Sin embargo, todo cuanto seas capaz de imaginar puede existir. No hay nada imposible.
El emperador preguntó: -¿En qué me ayuda eso como emperador? Acaban de producirse grandes inundaciones en el Sur y muchas personas han perdido su casa, miles de ellos han muerto ahogados; los supervivientes me piden víveres. –¿Te has preguntado ya, emperador, por qué esas gentes viven tan cerca del océano o en la ribera de los ríos o en las tierras bajas que el agua puede inundar? ¿Por qué construyen sus casas sobre acantilados, en lugares que pueden derrumbarse, por qué no intentan integrarse en la naturaleza en vez de desafiarla? La naturaleza, las fuerzas naturales son como cien millones de caballeros provistos de espadas aceradas; no hay forma de contenerlos.
Las personas cultas saben dónde vivir, dónde construir sus casas, cómo protegerse. Si son pescadores enséñales a utilizar los vientos y las mareas, enséñales a vivir con la naturaleza, explícales que si luchan contra ella deben aceptar las consecuencias. No puedes tener pesar por la persona que ha perdido su casa en un terremoto, en una tempestad o en una inundación.
Ella ha elegido ese riesgo por vivir donde vivía. Tú no puedes obligar a las personas a cambiar su vida. Cuando existen demasiadas malas hierbas y no hay suficientes robles, cuando hay más gorriones que águilas, más ratas que tigres, más granito que diamantes, se produce un desequilibrio que origina una renovación de la situación por el juego de las fuerzas naturales. Nada muere. Ciertas formas de vida desaparecen y son sustituidas por otras, pero ese espíritu vivo que hay en cada una de ellas no muere jamás.
Los funerales se hacen para los vivos, no para los muertos.
Se hacen para que las personas puedan tener el placer de manifestar su pesar, pero el muerto no tiene necesidad de ello puesto que no está muerto sino que prosigue su vida en otras condiciones. El bosque no hace funerales, los animales tampoco, ni los pájaros, ni los insectos, ni las flores.
-He sido un mal emperador, confesó.
–¡No!, le atajó el Sabio, ¡tú no has sido un mal emperador! Has utilizado el instrumento que tenías. Has usado plenamente tus fuerzas dentro de los límites de tu comprensión. Has sido capaz de percibir.
A través de todo lo que has sido, se ha manifestado la energía que hay en ti.

El viejo Sabio habría deseado que el emperador hubiera podido ver y comprender más... Pero él sabía que la comprensión se despierta lentamente.

viernes, 13 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (3)

Todo lo que vive, vive según unos ciclos; minerales, plantas, flores, animales y seres humanos viven siguiendo los ciclos de la naturaleza. Hasta el planeta sigue un ciclo. Esos hombres y esas mujeres que han desarrollado el conocimiento de sí mismos y su capacidad de unidad con todo lo viviente, tiene como función, en cada era de cataclismos, mantener la cohesión necesaria, proporcionar los elementos indispensables para la prosecución del ciclo global. No les hace falta ser buenos, ni malos; son energía. Pueden ser papas o emperadores, gladiadores o pastores, funcionarios o carreteros... pero transmiten energía. Ayudan a que el ciclo se haga, son el puente que conduce de una época a otra, el hilo que configura la trama de la historia humana.
- Comprende, emperador, que tu barrendero de calles es como una semilla, una joven energía; quizás en otra época sea un ser diferente, un árbol con ramas poderosas, pero, por el momento, no puedes pretender que sea de forma diferente a como en realidad es.
Una parte importante de la sabiduría y del conocimiento consiste en no querer transformar a las personas en lo que no son, sino en aceptar lo que son, en comprender su experiencia de la vida.
¿Arrancas tú de tu jardín todas las plantas que no son robles?
No, tú buscas la armonía entre la hierba, las flores, los arbustos y los árboles.
Alimentas a tus rosas, pero, ¿les dices "voy a alimentaros para que viváis tanto como el roble?"
¡Las rosas no quieren ser robles, quieren ser rosas! ¿Por qué vamos a pretender que los hombres sean algo diferente a lo que son?
Esta es la lección más difícil de aprender para los seres humanos, afirmó el
Sabio, pero puedes comenzar por aceptar la evolución de los reinos mineral, vegetal y animal.
Ya puedes admitir que un tigre sea más fuerte que una rata, que una vaca dé más leche que un pollo.
¿No puedes comprender que al barrendero le gusta ser barrendero? ¿No puedes aceptar que los que tienen hambre forman parte del jardín de tu
Imperio? Puedes darles de comer, pero eso no tiene cuenta con el conjunto de la situación.
Deberías saber, emperador, que no tienes que alimentar a tu pueblo; tú puedes actuar para que la comida sea accesible a todos los habitantes, pero aprender a alimentarse es cosa suya.
Cualquier civilización que comienza a alimentar a la gente pensando que son incapaces de cuidarse por sí mismos, está abocada al fracaso. Todo hombre que no puede cuidar de sí mismo empieza a morir. Todo animal que no puede ocuparse de sí mismo, se convierte en presa de otro animal.
Toda planta que no tiene fuerza para alcanzar el sol y el agua, regresa a la tierra de la que ha salido.
-Ven conmigo; entra en la imagen que se forma ante tus ojos y mira ese bosque.
Era un magnífico bosque con grandes árboles, flores maravillosas y animales paseando aquí y allá. Esta parte del bosque no ha sido tocada por

el hombre, dijo el Sabio.

miércoles, 11 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (2)

El emperador se rascó la cabeza y afirmó: -Estoy más confundido que antes... –Ven conmigo hacia el estanque y siéntate en esta piedra, dijo el Sabio.
El Sabio agitó el agua con la mano y eso fue como si millares de campanillas tintinearan a su alrededor...
En el estanque apareció una imagen. –Voy a conducirte muy atrás en el tiempo, manifestó el Sabio, antes de la época de tu padre, antes de la del padre de tu padre, y del padre del padre de tu padre, para darte no una visión completa y global, sino una visión panorámica, una perspectiva de lo que son el hombre, los planetas, los minerales, las plantas y los animales.
Entonces aparecieron en la superficie del estanque imágenes de una civilización increíble: había objetos que volaban por los aires, hombres que se desplazaban en vehículos que no estaban tirados por caballos, estructuras gigantescas de metal que navegaban a través de los mares. Los hombres y mujeres viajaban muy rápidamente, sus hábitos eran totalmente diferentes a los que el emperador había conocido.
–Esta civilización existió antes de la que conoces ahora, dijo el Sabio; miremos un poco atrás en el tiempo.
La pantalla pareció agrandarse y el emperador vio centenares de millares de personas repartidas por todo el planeta; contempló civilizaciones al lado de las cuales la suya hacía pensar en la vida de los hombres de las cavernas...
Después percibió un grupo de hombres y mujeres que se reunían; hablaban unos con otros, intercambiaban ideas sobre la naturaleza de su energía personal, expresando la belleza, el calor, el poder y la consciencia que poseían.
Pronto atrajeron hacia ellos a otras personas deseosas de descubrir en ellos mismos esa misma autocomprensión y esa misma libertad para poder vivir en el mundo sin ser del mundo.
Una noche, esos hombres y mujeres condujeron a las personas que estaban con ellos a lugares escogidos. De pronto se produjeron relámpagos y truenos y la superficie de la tierra se metamorfoseó en unos instantes: olas de varios kilómetros de altura barrieron regiones enteras, temblores de tierra sepultaron ciudades a kilómetros de profundidad, la tierra y el agua enterraron estas civilizaciones; inmensos territorios desaparecieron y aparecieron nuevas tierras.
El emperador observaba fascinado. Vio que los supervivientes eran fuertes y valientes; aprendían a ver y a comprender lo que eran verdaderamente gracias a los que les guiaban. La capacidad de vivir en armonía consigo mismos y con los elementos de la naturaleza estaba muy desarrollada.
Los árboles, las plantas, y las flores habían desaparecido... las semillas germinaban... necesitarían años para crecer.
De esta forma, se desarrollaron pequeños grupos de en diversas partes del mundo. Poco a poco fueron naciendo niños.
Pronto comenzaron a preguntar: "¿De dónde venimos?, ¿Adónde vamos?".
Cuando sus padres intentaron contarles lo que habían conocido, sus hijos no pudieron creerles. ¿Cómo iban a poder comprender sin imágenes ni objetos de la época precedente, cómo explicarles, cómo hacerles comprender?
Algunos jóvenes se marcharon para formar nuevas sociedades en otros lugares.
Pronto murieron los supervivientes de la civilización precedente.
Las imágenes de la superficie del estanque se volvieron borrosas y luego desaparecieron.
El Sabio dijo al emperador: -Los que sobreviven deben ir más allá.
–No comprendo, dijo el emperador.
–Has visto que esos hombres eran sabios porque estaban guiados por el interior y condujeron a los supervivientes para comenzar un nuevo ciclo.

Estos sabios son, de alguna forma, el alimento, la energía, el combustible de cada ciclo. Para que cada ciclo se cumpla, se necesita una aportación de energía. El hombre nace incapaz de alimentarse y muere de la misma manera.

lunes, 9 de octubre de 2017

“TODO CUANTO NECESITAS ESTÁ EN TI” - Fun Chang (1)

Presentación
Os voy a contar un “cuento chino”, y no es broma. Este texto procede de la sabiduría China y se le atribuye a Fun Chang que vivió unos cuantos siglos antes de Cristo.
Cuando leí estos textos despertaron mi imaginación. Os invito a que sigáis las publicaciones, algunas serán un poco largas, creo que merece la pena su lectura, seguro que dentro os despertara la sabiduría.

Con la sabiduría universal y basándose en la tolerancia y en el respeto a las verdades individuales, cada uno descubrirá en este relato lo que puede serle útil, lo que es verdadero para él.
¡Ojalá aprendáis, al igual que el emperador de esta narración, que "todo cuanto necesitáis está en vosotros" y así obtendréis en vuestra vida cotidiana, más libertad, más felicidad y más consciencia!

Ya podéis leer la primera entrega.

En la antigua China había un emperador que observaba día tras día, a sus súbditos con mucha atención. Por una de las ventanas de palacio veía a los palafreneros trabajar con los caballos, a los soldados ejercitándose en el manejo de las armas, a los jardineros cultivando el jardín concienzudamente. Por otra ventana contemplaba la plaza del mercado de
Lo Yang, la capital, y se interesaba por las relaciones de las personas entre sí: compradores, vendedores, los que ganaban y los que perdían. Y por la tarde miraba cómo barría la plaza el barrendero cuando todos se habían marchado.
No dejaba de observar día tras día... pero, cuanto más miraba, cuanto más escuchaba... menos entendía.
Dos días por semana se dedicaban a la administración de justicia.
En toda China, los que no aceptaban el juicio de su gobernador provincial podían apelar y ser escuchados por el tribunal presidido por el emperador, y la palabra imperial se tomaba como ley.
De esta forma, se le presentaban problemas de sucesión, de disputas entre vecinos, de reclamaciones de personas que se consideraban demasiado pobres para pagar impuestos, de inválidos que querían que el gobierno los tomara a su cargo... o también contenciosos entre ciudades o entre provincias.
El emperador impartía justicia, sin dejar de observar mientras desempeñaba su tarea... Prosiguió su observación con constancia durante años... pero, de pronto, se le hizo insostenible permanecer solo con todos los interrogantes que se planteaba sin llegar a encontrar respuestas. No podía pedir nada a sus ministros porque eran semejantes a los que acudían en busca de justicia, tampoco podía preguntárselo a los brujos y magos puesto que éstos habrían querido cambiar la realidad con su magia, ni tampoco a los médicos pues también ellos estaban cortados por el mismo patrón.
Una tarde, mientras paseaba por su jardín, pasando revista con el pensamiento a todas las personas que había conocido en su vida, buscando quién podría responder a todas las preguntas que le hacían estallar la cabeza, se acordó de aquél viejo Sabio que había conocido en su juventud y que sabía tantas cosas...
¿Era sabio ese hombre realmente o le había dado entonces esa impresión por ser muy joven? ¡Ojalá estuviera allí, en el jardín, para responder a todas esas preguntas que le corroían el corazón!...
Apenas hubo atravesado su mente este pensamiento cuando el viejo Sabio apareció junto a él; el emperador empezó a acosarle con preguntas: ¿Por qué algunos han nacido armoniosos y otros deformes? ¿Por qué algunos son sabios y otros ignorantes?
¿Por qué unos son comerciantes y otros artistas?
¿Por qué algunos no quieren mejorar su vida?
¿Por qué el que barre todas las tardes la plaza del mercado rechaza el puesto que le ofrezco en palacio?
¿Por qué unos son más fuertes que otros?
¿Por qué unos son pobres y otros son ricos?
¿Por qué todo eso es así?...
He visto, dijo el emperador, a un chico de catorce años, hijo de uno de mis ministros, perder la vida mientras jugaba con sus compañeros.
¿Por qué?
¿Adónde se ha ido su vida?
¿por qué ha sido tan corta?
Algunos miembros de la corte tienen noventa años y ya casi no pueden andar...
¿Por qué su vida es tan larga?
Yo puedo promulgar leyes, dictar sentencias, dijo el emperador, pero todas estas cuestiones escapan a mi entendimiento...
El Sabio le respondió: -¡Mira tu jardín!-
El emperador miró a su alrededor y exclamó: -¡Es muy bello!
-¡Observa el roble en la majestuosidad de sus años, el azufaifo, tan gracioso, tan joven!
Mira las flores y las plantas; unas son fuertes y otras débiles; unas viven muchos años y otras una estación solamente; unas tienen hijas atrofiadas o flores incompletas; algunos árboles no pueden desarrollarse, privados del sol por los árboles grandes que están a su alrededor. ¿Por qué no me preguntas sobre los árboles, sobre las plantas o sobre las flores?
¿Y qué sucede con los animales?
¿Por qué el pollo no tiene la fuerza del búfalo?
¿Por qué el tigre no tiene la gentileza del perro?
¿Por qué el águila vuela con fuerza en los aires mientras que los gorriones parecen tan débiles?
¿No parece injusto que algunos seres vivos sean águilas y otros gorriones, unas briznas de hierba y otros robles, unos granitos y otro diamante?
¿No encuentras todo eso muy injusto?, preguntó el Sabio.
¡Pero no se trata de personas, respondió el emperador, no se trata de individuos dotados de razón, sino solamente de cosas sobre las que caminamos, cosas que comemos o que forman parte de nuestras vidas de diversas formas!
-¡Ah, dijo el Sabio, ahí te equivocas! La vida que transcurre por la caña es la misma que transcurre por el roble... La que tiene el barrendero es la misma que la que tú tienes. Es lo que se conoce como Dios, Alto Divino, Vida, Energía, Poder Universal, el "YO SOY".

miércoles, 4 de octubre de 2017

Para reflexionar - La reconciliación


Cada día me brinda la oportunidad de la reconciliación.
Quizás me haya desconectado de otros o sienta el dolor de la falta de perdón por conflictos pasados. Más recuerdo que las personas en mi vida reflejan aspectos de mi conciencia. Una manera de reconciliarme con ellos es reconociendo y aceptando cada parte de mí.

Me perdono incondicionalmente, ya sea que haya herido a otros o a mí mismo. Hago enmiendas cuando es necesario, y acepto nuevamente el gozo y la plenitud. Reconozco que como parte de nuestra experiencia humana puede que cometamos errores.


Al practicar el perdón y la compasión, desarrollo la capacidad para dejar ir. Con cada reconciliación, me siento renovado y feliz.

lunes, 2 de octubre de 2017

Perdónate… - Louise Hay

Me gusta la sensación de libertad que siento cuando me quito la pesada capa de críticas, miedo, culpa, resentimiento y vergüenza.
Entonces puedo perdonarme a mí y perdonar a los demás.
Eso nos deja libres a todos….
Renuncio a darle vueltas y más vueltas a los viejos problemas.
Me niego a seguir viviendo en el pasado.
Me perdono por haber llevado esa carga durante tanto tiempo, por no haber sabido amarme a mí ni amar a los demás.
Cada persona es responsable de su comportamiento, y lo que da, la vida se lo devuelve.
Así pues, no necesito castigar a nadie, todos estamos sometidos a las leyes de nuestra propia conciencia, yo también.
Continúo con mi trabajo de limpiar las partes negativas de mi mente y dar entrada al amor.
Entonces me curo.
No hace falta saber cómo perdonar.
Basta estar dispuesto a hacerlo …del cómo ya se ocupará el universo.