sábado, 29 de junio de 2019

Pensamientos - Marco Aurelio


Guárdate muy bien de juzgar como de un interés capital todo aquello que pueda obligarte algún día a violar la fe jurada, a carecer de pudor, a odiar a alguien, a pensar mal o maldecirle, a obrar con disimulo o a desear alguna cosa que solo pueda hacerse detrás de una pared o a través de un tupido velo. El hombre que, ante todo, se ocupa de su alma, de ese genio divino que le ilumina y al cual rinde el justo homenaje debido a su poder, no será seguramente un papel ridículo ni lanzará estériles exclamaciones.
Que se encuentra en el más completo aislamiento o rodeado de una corte numerosa, ¿qué puede importarle? Y dichosamente vivirá sin buscar ávidamente nada, pero también sin huir de las cosas. ¿Permanecerá, acaso, su alma corto o largo tiempo en la envoltura carnal? Esta pregunta apenas si le interesa. ¿Que es preciso dejarla al instante? Pues partirá tan libre y tranquilo cual si se tratase de cumplir otra función cualquiera que pudiera llevarse a cabo con decencia y dignidad. La única cosa por la cual velará muy especialmente en el transcurso de su vida será por impedir que su alma se aparte de los deberes de un ser dotado de razón y nacido para vivir en sociedad.

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