domingo, 25 de agosto de 2024

El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen. William Shakespeare

ELLA. Sé como mi papá, tan grande como él, tan bueno como él. Tú puedes ser mejor, tú tienes que ser mejor que mi papá; él no me cuidaba, él no me decía lo hermosa que era, no me demostraba su cariño. Tú lo tienes que hacer.

En el fondo sé que todos los hombres son iguales, pero te voy a dar una oportunidad ¡Yo espero mucho de ti! veo que tienes muchos defectos, pero sé que puedes cambiar, yo te voy a cambiar, te voy a hacer mejor de lo que eres. Te voy a hacer brillar, aunque en el fondo sé que no vas a poder porque todos los hombres son iguales, eres igual que él, que mi papá: indefenso, inmaduro, solitario.

Yo soy más fuerte que tú y que él, soy mejor que cualquier hombre; todos los hombres siempre acaban decepcionándonos. Pero sé que tú eres distinto, tienes posibilidades, vas a cambiar. Yo me encargo de eso.

ÉL. Sé como mi mamá, tan amorosa como ella, tan entregada como ella. Tú tienes que ser mejor que mi mamá, ella no me ponía atención, no me arrullaba, no me entendía. Tú lo tienes que hacer.

En el fondo sé que todas las mujeres son iguales, pero te voy a dar una oportunidad ¡Yo espero mucho de ti! Veo que estás loca, histérica como todas, que no sabes nada de la vida pero te voy a cambiar, yo te voy a enseñar, seré tu maestro, tu guía, tu padre y aunque no cambies, te sentirás mejor, no importa que seas igual que todas: indecisa, chillona, parlanchina y chismosa.

Yo como hombre soy más fuerte y mejor que tú porque todas las mujeres están locas. Pero sé que tú eres distinta, tienes posibilidades, vas a cambiar. Yo me encargo de eso.


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