Hay que tener continuamente presentes estas dos
reglas de conducta: la primera, hacer sólo lo que sugiera la razón que reina y
hace las leyes en el corazón de los hombres para mayor dicha suya, y la
segunda, cambiar de parecer cuando alguno nos disuade o nos aleja de tal o cual
idea preconcebida; pero siempre que este cambio vaya determinado por un motivo plausible de justicia
de interés público u otra causa semejante, y de ningún modo por la satisfacción
o por la pura vanagloria que pudiera procurarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar y hacer más grande esta página.