Si la inteligencia nos es común a todos, la razón
por la cual somos criaturas racionales nos es igualmente común; en
consecuencia, una misma razón nos prescribe lo que se debe hacer o evitar. Esto
admitido, una ley común nos gobierna; somos ciudadanos que vivimos sometidos a
un cuerpo político común; luego el mundo entero no es más que una gran ciudad.
En efecto, ¿de qué otro cuerpo político común podríamos decir que forma parte
el género humano? La inteligencia, la razón, la ley, si no nos vienen de ahí,
de esta alta sociedad, ¿de dónde proceden entonces? Porque lo que hay en mí de
terrestre me viene de alguna tierra; lo que tengo de líquido dimana de otro elemento,
y hasta el aire, el calor y el fuego que tengo en el interior proviene de orígenes
que le son propios, puesto que no hay nada que no provenga de otra cosa ni que
vuelva a la nada; luego mi inteligencia tiene que venir de alguna parte.
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