En todo caso, lo bueno, en cualquier cosa, es bello
por sí mismo, puesto que es único y no se halla mezclado con la menor partícula
de alabanza. De modo que una cosa, por alabada que sea, no llega a ser ni mejor
ni peor; y digo lo mismo de todo lo que se llama comúnmente bello en las
producciones materiales de la Naturaleza y del arte. ¿Acaso le falta algo a lo
que es bueno por esencia? Lo mismo sucede en lo que respecta a las leyes, a la
verdad, a la benevolencia o a la modestia. ¿Pueden embellecerse estas virtudes
con las alabanzas o estropearse con la crítica? Por ventura, ¿pierde algo de su
belleza la esmeralda por no ser elogiada? ¿Y qué diremos, del oro, del marfil,
de la púrpura, de una lira, de una espada, de una flor o de un árbol?
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